lunes, 15 de diciembre de 2014

ARRIBO DE BERTHE GARDES A NUEVA YORK

Publicado en www.quienesgardel.com.ar


En este diálogo sin final entre el presente y el pasado, la vida de Marie-Berthe Gardes ha sido una preocupación central del CEG y sus integrantes. Dos son al menos las razones de este interés, por un lado el reconocimiento en Doña Berta a la masa migratoria que se abrió camino en la Argentina y por el otro la construcción de una biografía cabal de su hijo Carlos.
A partir de esta referencia, se han aportado numerosos documentos que en si mismos dan testimonio sin ninguna interpretación ulterior acerca de los hechos que invocan.

Esta naturaleza reviste el valioso aporte de la constancia migratoria extendida por las autoridades migratorias de Nueva York acerca del arribo de Berthe Gardes, a esa ciudad, el día 24 de julio de 1882, a bordo del vapor Valencia, desde Venezuela y en tránsito a Francia. Berta tenía a esa fecha 17 años. Fue responsable de la investigación el Dr. Juan Carlos Esteban.
Este nuevo aporte documental, sumado –entre otros- al registro del censo nacional francés de 1886 que señala que Mlle.Berthe estaba a esa fecha en Burdeos, da una certeza plena acerca de los actos cumplidos por la familia Gardes en esa década.

Comenzamos este editorial parafraseando a E.H.Carr, cerraremos de igual manera. Como norma, para el CEG, “la precisión en el análisis es un deber, no una virtud”.


Marie-Berthe Gardes, de América a Francia

I ) A medida que pasa el tiempo, nuevos aportes de investigación van profundizando el conocimiento de la vida de Carlos Gardel y de sus familiares franceses. Estudios anteriores ya publicados, nos permitieron conocer la trayectoria de Charles Romuald Gardes y su familia materna hasta su llegada, en Marzo de 1893, a Buenos Aires.(1) La especial colaboración de la entusiasta “gardeliana” Clara Koser nos ha permitido hoy documentar y divulgar el retorno desde Venezuela, de Berthe Gardes con 17 años, su madre Hélène Camarés que figura con su apellido de casada, de 42 años y de su hijo Charles Carichou de 6 años de edad. El registro que presentamos y que se transcribe al pie, es el del arribo desde el puerto de salida en Curazao, Venezuela, del ss VALENCIA al puerto de Nueva York, el 26 de julio de 1882, con pasajeros en tránsito a Francia. A mayor abundamiento se inserta también un recorte “especial” donde aparecen como “Elena” (número 39), “Bertha” (n° 40), en tanto con el número 41 figura “Carlos Carichou”, con el apellido de su padre, tal cual fue anotado al nacer.

Aparentemente el ss VALENCIA era de mediana capacidad. según se puede apreciar en la siguiente imagen,


lo cual hace presumir el porque tanto Luis Alfonso Carichou, como Jean Gardes, no viajaron en
esa oportunidad; si bien pudo haber sucedido también que ellos se hubieran adelantado en volver, urgidos por la obligación de “Juan” de cumplir con el servicio militar.

El barco fue botado en 1882 y pertenecía a la compañía “Atlantic y Caribean Steam Navigation”, empresa creada en 1882 y estaba destinado al tráfico marítimo entre Nueva York y Venezuela. Desplazaba 1598 toneladas. En 1898 fue vendido a la Pacific Coast SS Co.. Así es como fue luego usado para otros itinerarios, hasta que
se hundió en el año 1906.
Vale destacar que también hemos encontrado otro arribo a Nueva York en 1887, más precisamente el 26 de Mayo, con la constancia de
haber salido de La Guayra, Venezuela 10 días antes. Con frecuencia este barco pasaba cerca de Puerto Cabello y no se descartan escalas en ese lugar y también en San Juan.

II ) Este nuevo aporte documental permite completar la trayectoria de Bertha Gardes desde su nacimiento hasta su llegada a Buenos Aires en 1893, descartando, por falta de pruebas en contrario, su pretendida presencia en Uruguay en la década 1880 / 90 según la fábula inventada al respecto.
En efecto.
1º) Marie Berthe Gardes nace el 14 de junio de 1865 en Toulouse, Francia.

2º) El 17 de marzo de 1868, con Berthe de 3 años, el matrimonio Gardes / Camarés registra su separación de cuerpos ante el Tribunal de Primera Instancia de Toulouse, en Audiencia Pública en presencia del Procurador Dr. Custet.

3º) Hacia 1875, su madre Hélène Camarés une su vida a Louis Alphonse J. Carichou de 28 años, de profesión “ajustador” y vive junto a sus dos hijos Jean y Berthe.

4º) El 14 de enero de 1875, bajo el Pasaporte Nº 33 “Departamento de la Gironde” y con 8 años de edad, se registra su viaje y radicación en Venezuela con su madre Hélène, su hermano y su padrastro Carichou (Pasaporte Nº 32 Registro1).

5º) En Puerto Cabello, Venezuela, nace el 11 de febrero de 1876 Charles Carichou hermanastro de Berthe. Este famoso Carlos muere el 11 de octubre de 1918 como consecuencia de heridas sufridas en la batalla del Marne. Era ayudante del cuerpo 212 del Regimiento de Artillería. Su fotografía dio motivos a discusiones interesadas.

6º) El 24 de julio de 1882 Bertha Gardes de 17 años, se registra como llegada en el vapor ss Valencia al puerto de Nueva York, en tránsito hacia Francia.

7º) En 1883 la familia está de regreso en Francia y reside en Burdeos, 32 Rue Prunier.

8º) En el Censo Nacional Francés de 1886 Sección 3. B. Familia Nº 77, figuran residiendo en la misma calle de Burdeos. Berthe se registra con 21 años de profesión alisadora (planchadora). Código 211 hija de Hélène Camarés, nacida en Toulouse.

9º) Recién en 1886 Berthe adquiere la plena capacidad de ejercer sus derechos civiles (mayoría de edad). Desde 1702 hasta el 20 de septiembre de 1792 la edad de emancipación se estableció en 25 años. A partir de esa fecha se bajó a 21 años. El código civil francés conservó esa edad durante la era napoleónica (ley del “30 de ventose año XII”).

10º) Las ordenanzas Municipales y Departamentales obligaban a tramitar toda documentación de identidad en el lugar de Residencia. En el caso de Berthe en Burdeos.

11º) En los archivos “Departamentales de la Gironde” no se encuentra huella de ningún pasaporte, establecido a nombre de Marie Berthe Gardes, en el período 1880 – 1893.

12º) La familia sigue viviendo en Burdeos hasta el registro existente del 21 de febrero de 1889, calle Tours Balguerie Nº 202.

13º) En los archivos Departamentales de Haute – Garonne (Toulouse) que llevan registros desde 1888 tampoco hay emisión de Pasaportes a favor de Marié Berthe Gardes.

14º) En 1889 / 90 no hay registros de un traslado a Toulouse pero, sin embargo el 11 de diciembre de 1890, a 21 meses de su registro en Burdeos, Berthe de 25 años de edad, da a luz en Toulouse, Francia, a un niño de sexo masculino registrado bajo el Nº H 2481 Folio 311, de dicho municipio y reconocido en el acta 280 del 22 de diciembre de 1890.

III ) Esta “contundencia documental” descarta, entre otras razones por falta material de espacio de tiempo, cualquier pretendida presencia de Berthe Gardes en Uruguay y no obstante ello, Avlis sostiene que Bertha Gardes se radicó “por 1880 en Uruguay, siguiendo posteriormente a ingenieros franceses en las minas de oro de Corrales y Cuñapirú” - (“Avlis”, “El Gran Desconocido”. Pág. 121, 1967).
A su vez Bayardo afirma, sin aportar pruebas, que Berthe, a su arribo a Uruguay, en 1883, con 17 años, se radica en el Hotel de Inmigrantes de Montevideo con dos amigas, “supuestamente Capot y Anais”. Dice que más tarde viaja a Tacuarembó para trabajar en el cabaret “La Rosada”, o de planchadora al servicio de Escayola y que luego de distintas peripecias, recala nuevamente en Montevideo con Carlitos, previo convenio con un tal Parisi entregando el niño, en 1889, a Anais Beaux y regresando a Francia. (2)

IV ) Por último, debemos señalar que el año 2007 ha sido pródigo en la destrucción de efímeras fábulas de corta duración y menguada argumentación, habiendo terminado todas ellas en grotescos papelones. Repasemos los más resonantes:

a) La indemostrable presencia de Bertha Gardes en Uruguay, por carencia de tiempo como para poder haberlo hecho; sumado esto a la inexistencia de documentación alguna que la pruebe.

b) Como consecuencia, se desploma su fantasmal vinculación con un presunto niño “oriental” al que le transfería su propia identidad, tal cual se pretende hacer creer al lector de buena fe.

c) La presunta escolaridad de Gardel en Montevideo, indocumentado y carente de registros y matrículas que lo acrediten como alumno, en base a una foto de una escuela de Buenos Aires, suministrada casualmente por Bertha Gardes.

d) Las fotos de Gardel dedicada a Estrellita Del Regil, junto al famoso retrato de su madre que destruyó la fábula de ser una foto “trucada”.

e) El paupérrimo estudio de un singular escribano – González Araujo – que pretendió demostrar, en base a sofismas, la legitimidad del Certificado de Nacionalidad uruguaya vencido al año de emitido, y la desvalorización de los Juicios Sucesorios que legitiman la maternidad de Bertha Gardes y la nacionalidad francesa de Carlos Gardel.

f) La burda maniobra, manipulando la edad real de Gardes, frente al Documento Policial de detención de 1904 que, a pesar que consigna como edad real, 14 años, y muestra huellas dactilares iguales a las del pasaporte de Carlos Gardel de 1923, pretende ser observado, modificando esa edad y estirándola arbitrariamente, para que coincida con la edad inventada – indistintamente - por Bayardo y Avlis, es decir 21 y 23 años.

g) El escamoteo y el ocultamiento sistemático del examen de ADN que obligó al ex–diputado uruguayo Agapo Palomeque a denunciar el hecho, como una maniobra “diabólica”, tendiente a esconder bajo la alfombra la iniciativa de la Cámara de Representantes oriental.
En definitiva. Este año termina con un resultado aciago para las pretensiones “revisionistas” de un “Gardel oriental”, en manos de historiadores “amateurs”, carentes de argumentos documentados y recato para sostener una frágil historieta, que hace tiempo abandonó su condición de tal, para convertirse en un pasatiempo irresponsable.

El Manifesto de los pasajeros de SS Valencia
(1) Carlos Gardel sus antecedentes franceses, (pág. 98) - Ed. Corregidor.
(2) Nelson Bayardo "Carlos Gardel a la luz de la Historia" (pag. 35


JUAN CARLOS ESTEBAN

martes, 9 de diciembre de 2014

"GARDEL Y LA PRENSA DESPUÉS DE SU MUERTE"

Como estaba previsto, el 4 de Diciembre se presentó, el libro CARLOS GARDEL Y LA PRENSA DESPUES DE SU MUERTE en el Museo Casa Carlos Gardel.

Dicho acto recibió las siguientes adhesiones

TOULOUSE TANGO:



 TRADUCCION:


MUSEO DEL LIBRO GARDEL Y SU TIEMPO


SR. ARTURO YEPEZ (PUERTO RICO)












PALABRAS DEL DR. NORBERTO I. REGUEIRA, 
VICE-PRESIDENTE DEL CENTRO DE ESTUDIOS GARDELIANOS (CEG)

"Nos toca hoy la presentación de uno de los libros más esperados y deseados.
El título es: “CARLOS GARDEL Y LA PRENSA DESPUES DE SU MUERTE”.  Los autores con Hamlet Peluso y Eduardo Visconti. Fundadores y miembros de la comisión directiva del Centro de Estudios Gardelianos.
Ambos están – y hablo de Hamlet en presente - vinculados con la actividad cultural y gardeliana desde hace largos años. Lamentablemente Hamlet no está para disfrutar este lanzamiento. Falleció el 9 de octubre del año 2008. Nos acompañan  su viuda, su hijo Carlos y aquí en la mesa su hijo Sergio.
Haré una descripción sucinta del libro y sus méritos, para luego poder conversar entre todos y pedirle a Eduardo Visconti que nos diga quién fue Hamlet Peluso, como armaron el libro y preguntarle a Sergio Peluso cómo se preserva y cuida un legado:  la colección de documentos y objetos que recibiera y formara con su padre.
“CARLOS GARDEL Y LA PRENSA DESPUES DE SU MUERTE” está editado por Corregidor en dos tomos. El primero abarca el ciclo comprendido entre los años 1935 y 1950. El segundo abarca el ciclo comprendido entre los años 1950-2005.
¿Qué hicieron los autores? Una extraordinaria recopilación de diferentes notas periodísticas que hablan sobre Carlos Gardel y/o que traen reportajes sobre el artista y su época. Y, además,  un trabajo de investigación adicional sobre el acompañamiento musical de Carlos Gardel, a lo largo de su carrera.
El libro tiene un antecedente de autoría de los mismos referentes. Se llama: “Carlos Gardel y la prensa mundial”. Con igual formato al que ahora comento. Pero, con referencia a crónicas elaboradas en vida del propio Gardel.
El aporte intelectual implica generosidad. Los autores hacen público un archivo privado y exhiben las notas, poniéndolas a la consideración de todos los interesados.
Curiosamente, en beneficio de la popularidad de los autores Visconti y Peluso, este libro, el primero de la serie,  fue plagiado más de una vez. Se toman sus citas sin referir a la fuente. La fama en este caso es enemiga del dinero.
Un autor que tiene su libro en una lista prohibida o que es objeto de un plagio, justifica que se sienta orgulloso. Y no dudo que el libro que presento, “merecerá”, igual que el anterior, plagios sucesivos. Prepárense autores y familiares a ser millonarios de orgullo.
El libro sintetiza SETENTA años de crónicas periodísticas. Lo puede leer una persona interesada en analizar estilos literarios en comunicación durante casi un siglo, un lector que tenga curiosidad por Gardel y/o el tango, un autor especializado o un lector a cecas que desee disfrutar.
Del total de 900 páginas la elección de cualquier cita es arbitraria. Sin perjuicio de ello mencionaré cuatro referencias que permiten dar una idea de la información que aporta:

PRIMERA.
Era tan profunda la repercusión por la muerte de Gardel que el 6 de julio de 1935 que incluso la prensa deportiva de la época le dedicó notas específicas en la revista emblemática que fuera El Gráfico. Sobre la repercusión, muchos de los gardelianos presentes dirán: Es obvio! Sin embargo y en la modernidad líquida, lo obvio no existe. Y me parece oportuno destacarlo en las notas escritas por dos periodistas con pseudónimo Last Reason y  Borocotó, este último para evocar en particular a “el negro Barbieri”, guitarrista que falleciera conjuntamente con Gardel y fanático de Huracán.

SEGUNDA.
La contratación de Carlos Gardel para actuar en Estados Unidos y en el año 1933 es uno de los sucesos más relevante en la historia del mundo del espectáculo. El libro reproduce de manera íntegra las entrevistas que les hicieron a los responsable de este vínculo, contratación que le permitiera a Gardel cerrar un ciclo rutilante.
Hugo Mariani, famoso director de orquesta y con vínculo directo con la National Brodcasting Company y Alberto Castellano, pianista en la ocasión con el precedente de haber acompañado a la Pavlova,  en notas sucesivas, refieren cada uno por su parte:
1.       Que lo escuchó a Gardel cantar “Siga el corso” en el Maipo Pigall. Allí le propone la alternativa de actuar en EEUU;
2.       Que armaron un quinteto sinfónico para acompañar a Gardel en las grabaciones de “Cuando tú no estás” y “Noches de Atenas”. Los acompañantes tenían una formación extraordinaria. Castellano,  Di Tata en contrabajo, Bolognini, el propio Mariani.
3.       Qué hizo Gardel en Nueva York? Cuáles fueron sus hábitos? Cómo funcionaba el grupo día a día? Qué sucedió durante las filmaciones? Todas estas preguntas se responden en las crónicas elegidas con tanto esmero.

TERCERA.
Está la referencia concreta en un reportaje a Adela Blasco, sobre el supuesto padre de Gardel: Paul Laserre. Este tema lo había tocado Guibourg, pero en 1965 aparece publicado con nombre y apellido. Este es otro tema que inquieta.
Gardel hoy es conocido por la imagen de su estatua en el Cementerio de la Chacarita.  El libro trae una entrevista muy interesante al hijo del escultor que la hizo, en forma conjunta con la Euterpe con la lira rota que está sobre la cripta. Este autor es De Llano y la información es valiosa. Una perla a descubrir: ¿Qué famosa artista se prestó como modelo?

CUARTA.
Y cierro con un capítulo que integra el libro y que difiere del resto. No se trata de la recopilación de artículos periodísticos.
Es el notable trabajo de investigación realizado con relación a los acompañamientos musicales de Carlos Gardel en sus discos y películas. Se mencionan desde los acompañamientos de guitarra hasta los directores de orquesta o conjuntos que acompañaron a Gardel. Incluso con la referencia de los tangos o canciones que ejecutaron. Implica la mención uno a uno de los diferentes músicos que coadyuvaron a poner a Gardel en este lugar de privilegio.
Este estudio demuestra la enorme evolución de Gardel como artista. Y una diferencia sustancial con los grandes cantores de la década del 40. Estos cantores se formaban en orquestas extraordinarias, adquirían fama y luego formaban su propia orquesta por una cuestión de rédito y narcisismo. En general, en la etapa de la propia orquesta no se destacaron y se muestran decadentes.
El camino de Gardel fue otro. El Gran Gardel termina estructurado en un conjunto. Con sus guitarras de origen y la modernidad de los acompañamientos sinfónicos, no remilgados.
Como verán, un libro en dos tomos imperdible, fascinante. Gracias a los autores. Y al público, le digo: cómprenlo, vale la pena y…se necesita".

LOS AUTORES AGRADECEN, 
LAS COLABORACIONES RECIBIDAS PARA LA ORGANIZACION DE ESTE EVENTO 
LAS ADHESIONES RECIBIDAS POR VIA TELEFONICA
LA PRESENCIA DEL PUBLICO Y 
LAS DEMOSTRACIONES DE APOYO RECIBIDAS


viernes, 28 de noviembre de 2014

GARDEL Y SUS CIRCUNSTANCIAS

Publicado en http://elmorochodelabasto.blogspot.com.ar/



Mucho se ha hablado de la invalidez legal del Certificado que Carlos Gardel obtiene el 8 de octubre de 1920 , en el Consulado Uruguayo de Buenos Aires

Los análisis jurídicos realizados, dan razón a lo antes dicho, en cuanto a que el mismo era - como dice Juan Carlos Esteban - meramente un “Salvoconducto” con vigencia por un año, para ser usado en caso de emergencia. (Muy distinto es una Partida de Nacimiento, pues un documento específico como ese, carece de vencimiento) .

Dejemos de lado entonces este probado aspecto y pasemos a analizar el pretendido certificado, desde otro punto de vista que no sea el legal; es decir, el de la razón y la verdad, que por supuesto incluye “el sentido común”.

Es evidente que Carlos aprovechó la oportunidad y se acogió a la ley de Organización y Aranceles Consulares, promulgada el 21 de mayo de 1906 y así obtuvo el "Salvoconducto" del 8 de octubre de 1920, el cual – más allá de las razones legales conocidas - , está viciado de nulidad, ya que se trató de una anotación tempestiva realizada en el Consulado Uruguayo en Buenos Aires, que durmió y murió en los archivos de esa oficina porteña, pues el expediente número 10.052 al que diera lugar , jamás fue elevado, tal cual correspondía, a la central del Ministerio de Relaciones Exteriores en Montevideo, para a su vez, ser remitido al Ministerio del Interior de la República Oriental del Uruguay y dar así REAL VALOR a la acreditación de ese nuevo ciudadano que se había fabricado.

Y la razón de porque nunca se cumplió ese trámite, radica en el conocimiento de todas las partes que confluyeron en él, de que se trataba de un documento de favor y que el beneficiario jamás podría revalidarlo antes del año de su duración, pues no contaba con los elementos necesarios para hacerlo. (Registro Civil de nacimiento).

Basta con saber que fue un acto de favor que Carlos repudió tan pronto como fue consumado, apresurándose a obtener de las autoridades argentinas su Cédula de Identidad y posteriormente su nacionalización, a la cual jamás renunció y siempre antepuso a cualquier otra, porque él se sentía argentino, no solamente porteño.

Nunca ningún pretendido ilustrado, podrá separar con éxito a Carlos Gardel, de una Argentina que orgullosamente él representó. Ayer con su presencia física y hoy desde el disco y películas cinematográficas.

La declaración efectuada en el consulado respecto al nacimiento de Gardel, es a todas luces complaciente, pues eludió el cumplimiento del articulado de la Ley Nº 1716 de febrero del año 1879 y además no respetó formalidades retenidas como mínimas. Aparecen lugares en blanco y referencias omitidas y firman dos testigos cuyos nombres resultan tres, pues cada uno que opina los cambia a su antojo.

Digo esto porque según declaraciones que oí en el Congreso Internacional “Quien es Gardel”, el propio Agregado Cultural de la Embajada Uruguaya en la Argentina, añadió a doña Tomasa Leguisamo como testigo, en lugar del originario Juan Laguisquet .

Y esta nominación no es casual, ya que nos consta que existe una comunicación enviada a Australia por el Cónsul General Uruguayo, en Buenos Aires, Sr. Alfredo Menini Terra, donde menciona como testigos a RAZZANO Y LEGUISAMO.

Poseo la fotocopia de un certificado que, en el margen superior derecho, muestra el Nº 020393 y en su texto acredita que con el Nº 10052 se ha inscripto en el Registro de Nacionalidad y Ciudadanía Don Carlos Gardel de 32 años, soltero de profesión artista. Dicha constancia tiene fecha 8 de octubre de 1920, contiene seña particulares, tiene en blanco el número de Cédula de Identidad y está firmada por el señor Cónsul y Carlos Gardel.

Cabe pensar que si a octubre del año 1920, a Gardel se le adjudican 32 años, quiere decir que no nació en la fecha indicada en la ficha de registro (11 de diciembre de 1887), pues de ser así, solamente tendría, cumplidos, 31 años. Grave irregularidad, inadmisible en un pretendido documento público visado por un funcionario del cuerpo consular.

Por reproducciones vistas en libros y en Internet, se puede apreciar que el nombre del inscripto es Carlos Gardel, nacido en Tacuarembo (no se precisa localidad, solamente se menciona el Departamento) el 11 de Diciembre de 1887, domiciliado en R. Peña 451 (no dice ciudad o país y se abrevia ilegalmente el nombre de la calle) . Se puede leer además: "Documentos Justificativos: Testimonio de Juan Laguisquet y José Razzano (1), sin acreditar la documentación con que se identifican los dicentes. ¡Un tremendo horror de procedimiento, imposible de justificar en un documento público serio!

Figura además que el inscripto es hijo de: Padre: Carlos (sin apellido) - Nacionalidad, Uruguayo - fallecido y Madre Uruguaya - Maria Gardel, también fallecida.

Sigue, impreso abajo ... "Hijos del inscripto. … etc. etc."; todo lógicamente en blanco.

Nótese la circunstancia de hacer coincidir el apellido del padre (al no colocarlo queda entendido que es Gardel) y el de la madre.

Vale destacar que en ésta versión, junto a Razzano, aparece Juan Laguisquet, un ex policía de Tacuarembo, quien – según Isabel Del Valle – fue quien sugirió insertar la nominación indefinida de un Departamento, omitiendo precisar la ciudad o pueblo de ese distrito. ¡Otra aberración! Es como si en Argentina un nacimiento se registrara generalizadamente en una Provincia, por caso Misiones, sin indicar localidad.

También importa resaltar la siguiente sutileza: se hace constar a los padres como “difuntos”, pues si se declaraba, a cualquiera de los dos como “vivo”, se hubiera debido especificar el lugar de residencia del referido antecesor, ya que el formulario oficial así lo exigía.

Es imposible entonces pretender que ya se pensara al confeccionarlo, en elevar al Ministerio de Relaciones Exteriores, un instrumento que contenía tantos desatinos.

Es una constante que los escritores volcados de lleno en la fábula oriental, digan respecto de este certificado que en él, Gardel “declara ser nacido en Tacuarembó el 11 de diciembre de 1887, hijo de un indefinido Carlos y una tal María, ambos “uruguayos fallecidos”, pero omiten sistemáticamente (porque no les conviene mencionarlo) que ese documento no dice Maria a secas, sino que especifica claramente María Gardel. Estamos frente a dos personas totalmente inexistentes, lo cual avala la condición de falaz o “consentido”, del documento que se pretende alzar como bandera justificativa de una palmaria irrealidad.

El único objetivo de Carlos al decidirse por este camino, fue solucionar sus problemas de documentación y de paso poder dar carácter oficial al nombre artístico que para entonces utilizaba.

¿A nadie se le ocurre pensar que si la realidad fuera la que nos pretenden vender, a Gardel nada le impedía haber blanqueado su situación de hijo ilegítimo y declarar que sus padres habían sido Carlos Escayola y María Lelia Oliva?. Podía haber revelado perfectamente su verdadero nombre y condición de nacido en Uruguay, sin perjuicio de continuar utilizando su apellido artístico.

Es evidente que la declaración del año 1920 ante el consulado, contiene elementos que la invalidan, pero que fue muy bien aprovechada por Carlos, mucho antes que venciera su efecto, para obtener toda la documentación argentina que lo acompañaría por el resto de su vida.

Así, la realidad nos muestra ahora a nuestro Zorzal, como un ciudadano naturalizado, dueño de una documentación argentina que refleja, como no podía ser de otra manera, algunos pecados originarios del certificado que él tan bien utilizó en su provecho y que para no comprometerse, debió avalar luego en más de una oportunidad.

Sin embargo, una vez superada la primera instancia legal, se preocupó por iniciar el camino de evidenciar otras circunstancias: Es decir, las verdaderas. (2)

Recordemos lo que le sucedió a su amigo Cirilo Esteban Capot, que nacido el 23 de enero de 1882 en Lot et Garona y radicado luego en la Argentina, fue declarado – al no presentarse al llamado del ejército de Francia – lisa y llanamente “desertor” por el gobierno de ese país; cargo que recién le fue conmutado, el 25 de enero de 1935, es decir al día siguiente de cumplir 53 años.

Es evidente que Carlos nunca quiso vivir esa misma triste experiencia, que le hubiera vedado alcanzar los rotundos éxitos que logró en suelo francés.

Para finalizar, diré que la falsedad del certificado obtenido por Carlos en el año 1920, (3) es la clave que ha invalidado en su momento las pretensiones del dictador Terra, sin olvidar que al decidir sobre las respectivas sucesiones, los jueces de Uruguay y Argentina han validado, para determinar su lugar de nacimiento y nombre de familia, el “Testamento Ológrafo”, jamás impugnado y que al ser peritado demostró su total autenticidad y dejó claramente establecido el origen de “El Morocho del Abasto".

También importa dejar la siguiete pregunta, como testimonio harto reivindicatorio respecto de la verdad del nacimiento de Carlos Gardel en Francia, avalado por una indiscutible Partida de Nacimiento.

¿Por qué Carlos, bajo cualquier circunstancia, siempre mantuvo como día de su nacimiento, el 11 de diciembre, fecha que precisamente corresponde al mencionado en esa Partida? (4)

Podemos una vez más afirmar, que el hombre es producto de las circunstancias, no siempre de sus deseos.


José Pedro Aresi

(1) Antes de ser testigo ante el consulado uruguayo, Razzano actuó con nuestro Zorzal, cuando éste lo hacía con el nombre de Carlos Gardes. Luego lo acompañó en 1924 a Toulouse y dijo “ahí tuve la oportunidad de conocerlo y recorrer juntos la casa donde vivió de niño Carlitos”, expresando también “Con Gardel hemos estado en Toulouse, a propósito para conocer sus lares”. Existen constancias de este viaje. Todo esto acaeció antes que Gardel conociera a Defino, por lo cual no tiene sentido insistir con el cuento del complot que inventó Avlis primero y Bayardo después. Es muy cierto y no existen pruebas en contrario, en cuanto a que Razzano nunca consideró a Gardel como uruguayo y jamás se lo oyó llamarlo o tildarlo de “compatriota”.
Aún más, es muy conocida esta frase de “Pepe”: “… sostengo como lo hice con el mismo presidente de mi patria, el doctor Terra, que Carlos Gardel era de origen francés, de Tolouse". Por otra parte, la misma hija de “el Oriental, Cristina Razzano, “que conoció en vida a Carlos y que escuchó los relatos de su padre, siempre reconoció la nacionalidad francesa de Gardel y no lo hizo precisamente por el cobro de las regalías de autor, pues las hubiera seguido cobrando dijera lo que dijera, ya que el suyo era un derecho firmemente adquirido”.
Cuando Defino le vende a Razzano ciertos derechos, en el documento que firman se especifica muy claramente “.... que fue y perteneció a don Carlos Romualdo Gardés, conocido como Carlos Gardel, cuya cesión comprende todas las que ...”, es decir que 25 años después, Razzano anula con su firma la aseveración que lo muestra como “testigo de prueba” en la Denuncia de Nacimiento Nº 10.052.

(2) Las constancias dejada por Gardel en sus documentos, luego del mentado “certificado”, citan siempre como su madre, a Berta Gardel (Primera Libreta de Enrolamiento, Matrícula Individual Nro. 1.717 del 9 de Mayo de 1923) . En la “Segunda Libreta de Enrolamiento”, Matrícula Individual 236.001 del 21 de junio de 1927 , donde se hace referencia a un enrolamiento anterior según Matrícula 1717 - DM 2 Oficina Enroladota Sección 10; de fecha 21 de Junio de 1927, Carlos declara ser hijo de Carlos y Bertha Gardel. Nótese que aquí aparece la forma “th” en el nombre de su madre.

(3) En el trabajo publicado por el C.E.G. y firmado por el doctor Carlos Perrotta y el señor Jesús Rey, bajo el título de las “Preguntas del Millón”, se dice: “¿Por qué las Libretas de Enrolamiento que se le dieron no están registradas en ningún padrón electoral de la época ni existen -COMO LA LEY LO EXIGE - fichas en la Cámara Electoral ni en el Distrito Militar Buenos Aires ni en el Juzgado Electoral?”

(4) Dice el escritor uruguayo Josélo González Olascuaga en su libro "EL CÓDIGO GARDEL" (Pág. 55. Edit. "Fin de Siglo"), “Es indudable que al investigador porteño Juan Carlos Esteban, no le falla la lógica cuando refuta la fecha de nacimiento que quiere Nelson Bayardo (el más tenaz e influyente de los gardelistas uruguayos). Ya es raro que Charles Romuald y el bastardo de Escayola hayan nacido el mismo dia, el 11 de diciembre como quiere Bayardo. Hay una probabilidad en tres cientos sesenta y cinco de que así haya ocurrido".


martes, 25 de noviembre de 2014

"El Porteñito", un apodo olvidado de Gardel

Publicado en  http://ana-turon.blogspot.com.ar


En la revista “Carlos de Buenos Aires” (1970), de muy variada información y rica en fotografías por entonces desconocidas, Julio Jorge Nelson reproduce una nota del diario “El Debate” de Montevideo del 24 de junio de 1956 con recuerdos de Antonio Casciani [i], cuyos párrafos merecen una detenida lectura.



“Conocí a Gardel hace más de 50 años, cuando él aún era un aficionado al canto y yo cursaba mis primeros años escolares”. Como quedó expresado, estas declaraciones corresponden a 1956, por cuanto los “más de 50 años” nos remiten a un período anterior a 1906. Por otra parte, Casciani había nacido el 31 de enero de 1901,  de manera que sus “primeros años escolares” deben ubicarse luego de cumplidos los seis, es decir a partir de 1907.

Podría ponerse en duda la exactitud de las fechas por tratarse de recuerdos de infancia, pero la existencia de una fotografía de Gardel tomada en Casa “El Indio” en 1906 [ii] demuestra su presencia en la Capital del vecino país en la época señalada, respaldando lo relatado por Casciani.

Fotografía tomada en Casa “El Indio” de Montevideo en 1906 y dedicada a su amigo y compañero de viaje: “En prueba de amistad y cariño a mi amigo Pedro Guzzatti, Carlos Gardes”.


Lo expuesto precedentemente sucede durante la etapa que se ha considerado “en blanco” en la biografía de Gardel, que abarca desde la finalización de sus estudios primarios (1904)  hasta el comienzo de su carrera artística (1911), cuando sus pasos ya comienzan a registrarse en contratos y crónicas periodísticas.

La falta de información referida a dicho período propició la versión de una supuesta prisión en Ushuaia, sobre la cual jamás pudo hallarse indicio alguno en registros de Comisarías, Juzgados, Fiscalías ni Penitenciarías donde necesariamente deben consignarse fechas, causas de condena, motivos de traslados y una extensa lista de etcéteras.

Por esta razón es importante la época en que Casciani recuerda haber conocido a Gardel y que oscila entre un período anterior a 1906 (“hace más de 50 años”) y  1907-08-09 cuando cursaba sus “primeros años escolares” (en plural), precisamente cuando se lo pretende situar en la cárcel austral.

Luego se refiere a otra circunstancia, acaecida años más tarde: “Era alrededor del 18 de mayo de 1911. Recuerdo la fecha porque los escolares nos preparábamos a concurrir al descubrimiento del Obelisco que en Las Piedras perpetúa el episodio histórico de la época artiguista”. Si Casciani  había comenzado sus estudios en 1907, por entonces cursaría el 5to. grado y con sus diez años ya estaba en edad de comprender cuanto sucedía y registrarlo en su memoria para siempre. Refiriéndose a un conventillo que Gardel frecuentaba por entonces, continúa: “Allí recibió ‘El Porteñito’ –como le llamaban en el barrio, tal vez porque sus continuos viajes a Buenos Aires inducían a la gente a atribuirle ese origen- lo que podríamos llamar ‘su bautismo de fuego’”: Aquí, la perlita anunciada en el título: Sus amigos uruguayos lo llamaban “El Porteñito” –apodo tanguero si lo hay- que además confirma las versiones largamente reiteradas que indican que nuestro Cantor hizo sus primeras armas artísticas en ambas márgenes del Plata.

Queda claro que sus amigos de Montevideo sabían que Gardel no era uruguayo y también desconocían su origen francés. Esto último explica el asombro que manifestarán en 1935 cuando tome estado público el testamento que consigna su nacimiento en Toulouse.




Pero Casciani, que conoció al Cantor apenas pasado el primer lustro del Siglo XX, se explaya con conocimiento de causa: “Gardel era francés; no tengo ninguna duda” y luego agrega: “Gardel nunca confesó su verdadera nacionalidad (…) Disimulaba la verdad por no comprometer a sus amigos.”

Aunque de manera superficial, compactada, y con comprensibles errores de información, continúa el periodista: “Explica Casciani que la falta de documentación comprometía la carrera ya iniciada por el que sería el más grande cantor criollo. Ante ellos, Bernat, su administrador, optó por ‘fabricarle’ una filiación. Por medio de un familiar, que tenía un cargo judicial en Tacuarembó, se hizo extender el famoso documento que apareció entre los restos del avión y que, más tarde, dio origen a la versión de que era documentación uruguaya”.

Tenemos aquí tres puntos a desarrollar:
1)    Perico Bernat (y seguramente otros amigos de su entorno íntimo) conocía el origen francés de Gardel
2)    Intervino un familiar de Tacuarembó
3)    La versión del origen uruguayo nace después del accidente de Medellín

Veamos:


1)    Naturalmente, “Perico” Bernat –quien merecía la total confianza del Cantor- conocía el origen europeo de Gardel. No queda claro si se le atribuye participación en la regularización de sus documentos –tal vez haya intentado alguna gestión que luego  descartó- o si “fabricarle una filiación” implicó inventar una historia, una familia; en tal caso podríamos estar en presencia del origen de “Carlos y María, ambos fallecidos”. De cualquier manera, lo importante es que Bernat conocía la problemática situación de los documentos de Gardel.

2)    Mención aparte merece el “familiar de Tacuarembó” que ha motivado no pocas confusiones. En ese pueblo uruguayo vivía desde 1904 José “Cielito” Traverso, integrante de una familia del Abasto ligada a Gardel por profundos lazos afectivos. La mayor amistad del Cantor era con “Yiyo” -encargado de la fonda “O’Rondemann”- aunque también frecuentaba a Constancio en el comité conservador que regenteaba (con todo lo que esto significaba en aquellos tiempos). “Cielito” había matado a Juan “Vidalita” Argerich en diciembre de 1901 y luego de dos años de prisión (es decir, en 1904) fue desterrado al vecino país. Allí conoció a Amanda Escayola y por tal motivo se radicó en Tacuarembó. Si bien no hay indicios de que Gardel frecuentara a “Cielito”, al estar vinculado a personas influyentes –en Buenos Aires por medio de su hermano y en Tacuarembó por medio de su esposa- es muy posible que se lo haya considerado una pieza importante a quien recurrir en caso de que fuese necesario al momento de poner en orden los papeles del Cantor.

3)    “…se hizo extender el famoso documento que apareció entre los restos del avión y que, más tarde, dio origen a la versión de que era documentación uruguaya”. Este “más tarde” de Casciani, expresado luego de “los restos del avión” se contrapone con los difundidos “se sabía” y "se decía" tan abundante en la literatura del vecino país y tan nocivo para la Historia. Aquí queda claro que en vida del Cantor ni se mencionaba la posibilidad de su origen oriental y que esa versión surgió después del accidente de Medellín.



En otro fragmento de la nota publicada por “El Debate” dice el periodista: “La vinculación de Casciani con Gardel, nacida en el viejo Barrio Sur, se mantuvo prácticamente hasta la muerte de éste”: Esta frase, en el contexto de la nota que reproducimos, se contrapone con la versión que afirma que Gardel habría cursado estudios en una escuelita del Barrio Sur de Montevideo. De haber sucedido, Casciani lo habría sabido y lo habría mencionado en ésta u otra oportunidad.

En síntesis, señalemos las principales conclusiones que se desprenden de este interesante artículo periodístico:
1)    Gardel no estuvo en Ushuaia. (En esa fecha estaba en Uruguay);
2)    Sus amigos de Montevideo sabían que no era uruguayo y desconocían su origen francés (le decían “El Porteñito”)
3)    Sus amigos íntimos (ej. Casciani, Bernat) conocían su origen francés y la problemática situación de sus documentos desde antes de 1920.
4)    La versión del origen uruguayo de Gardel es posterior a su muerte
5)    Gardel no estudió en la escuelita del Barrio Sur de Montevideo


Tres de estas cinco conclusiones no hacen más que ratificar respetables investigaciones de frecunte relectura y permanente consulta, pero llamó mi atención el apodo olvidado de "El Porteñito" que tan bien sienta a nuestro Cantor y quise compartirlo con los seguidores de este blog.



Ana Turón
Azul, noviembre 16 de 2014

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:
DEL GRECO, Orlando: “Gardel y los autores de sus canciones”. Akian, Bs. As. 1990
ZATTI, Rodolfo: “Gardel en el corazón del Río de la Plata”. Ed. Magdala, Bs. As., 2007
ZATTI, Rodolfo: “Gardel en el Abasto”. Ed. Corregidor, Bs. As., 2005


NOTAS:

[i] Antonio Casciani, apodado “El Canillita” por dedicarse a la venta de diarios, nació en Montevideo el 31 de enero de 1901 y allí falleció el 11 de marzo de 1967. Fue autor de los tangos “Farabute” y “Un año más”, ambos en coautoría con Joaquín Barreiro, que Gardel llevó al disco el 22-12-28 (en Francia) y el  17-06-30 (en Bs. As.) respectivamente.

[ii] Investigaciones de Rodolfo Zatti señalan que el primer viaje de Gardel al Uruguay tuvo lugar en 1906 en compañía de Pedro Guzzatti, un amigo del Abasto.  

domingo, 23 de noviembre de 2014

GRAVE DENUNCIA, CONTRA WALTER SANTORO PRESIDENTE DE FICA

Circula en facebook una noticia que sigue despertando interes en los que seguimos de cerca "la cedula artistica"

http://www.laurdimbre.com.ar/cultura/cu-0250.php


EL MUSEO QUINQUELA Y EL CLUB BOCA JUNIORS SE OPONEN
Conflicto por el emplazamiento del monumento a Quinquela 

En una "Carta abierta" el Museo Quiquela Martín y el Club Boca Juniors vierten duros conceptos contra el Sr. Walter Santoro (presidente de una editora llamada Industrias Culturales Argentinas y de Maguncia, una galería de arte lindante al Museo Quinquela) por lo que consideran mala fé y "apropiación de ideas" en relación con el anunciado emplazamiento del monumento a Quinquela Martín.
En el comunicado advirten que el Museo de Bellas artes "Benito Quinquela Martín" no promueve, ni auspicia, ni guarda relación alguna con el monumento al artista y filántropo boquense realizado por el escultor Antonio Oriana. Al mismo tiempo, dejan constancia que promueven, apoyan y alientan toda iniciativa que se proponga homenajear a Quinquela Martin, por lo cual encuentran "especialmente penosa esta situación, en la cual se advierte mala fe disfrazada de noble objetivo".
La acusación del Museo y el Club Boca Juniors
El origen del conflicto es la existencia de otro proyecto también aprobado por la Legislatura de la Ciudad que involucra al Museo Quinquela, el Club Boca Juniors y Alejandro Roemmers (los dos últimos en calidad de sponsors) de un monumento del escultor Leo Vinci, para ser emplazado en el Paseo Costero "Carlos Bello", frente al edificio sede de la Escuela Museo "Pedro de Mendoza" y Museo de Bellas Artes de La Boca; el mismo lugar elegido para instalar el "otro" monumento. Ese espacio fue cedido formalmente por la Administración General de Puertos),"hace tres años, mediante nota Nº 624-AGP.SE-07".

"Ha sido un largo camino desde el inicio de la idea hasta cumplir con todos los pasos requeridos por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, hasta que en sesión del día 03 de diciembre de 2009 se aprobara su realización" reza el comunicado conjunto del Museo y Boca.
La ley sancionada en el recinto durante la referida sesión lleva el N° 3.384 y consta de dos artículos:
Artículo 1°.- Acéptase la donación del monumento a Benito Quinquela Martín del escultor Leo Vinci efectuado por el Club Atlético Boca Juniors, para ser emplazado en el paseo Diputado Nacional Carlos Bello.
Artículo 2°.- Comuníquese, etc.
Fue promulgada por el Ejecutivo por Decreto N° 078/010 del 15/01/2010 y se publicó en el Boletín Oficial el 21 de enero de este año.
El "monumento de Walter Santoro"

La dura acusación de los patrocinantes del que podría denominarse "monumento original" radica en el hecho de que el señor Santoro, al momento de presentar "su" monumento, era secretario de la Cooperadora del Museo Quinquela Martín (cargo que actualmente sigue ostentando...). "Resulta muy difícil no pensar en una apropiación de ideas, sobre todo cuando lucra permanentemente con Quinquela, poniendo a la venta imágenes de nuestro archivo no autorizadas por nuestra Institución" resalta la denuncia pública del Museo Quinquela y el Club Boca Juniors.

La nota cita finalmente el comunicado del Presidente de la Asociación Cooperadora del Museo Benito Quinquela Martin quien "quiere dejar expresamente en claro a la comunidad del barrio de La Boca que esta asociación en ningún momento participó, auspició su realización, diseñó, o programó la ejecución del Monumento realizado por el escultor Antonio Oriana a Benito Quinquela Martin en la explanada Carlos Bello de la calle Pedro de Mendoza. Monumento que el Sr. Walter Santoro, con la Empresa Industrias Culturales Argentina y la Galería Maguncia, produjeron su realización. Ello en razón de que existía desde el año 2006 un Proyecto original elaborado por el Museo con el apoyo financiero del Club Atlético Boca Juniors y el apoyo del escritor y empresario Alejandro Roemmers".

lunes, 17 de noviembre de 2014

LA CEDULA TRUCHA DE GARDEL... COMPARACION CON EL ORIGINAL



Quedo sobradamente probado tiempo atras, que la cedula que se exhibe, en el Museo de Tacuarembo, es una burda copia, ilegal y sin ningun valor.

Nuestro amigo, GEORGES GALOPA Vice-Prsidente de la Asociacion Gardeliana de Toulouse y autor, de enjundiosas investigaciones, realizo una comparacion entre las fotos de sendas cedulas, quedando de manifiesto la torpeza del "artista" autor del "facsimil" 




En el original, las perforaciones del número son de color blanco, y en la copia son de color negro


Se nota una diferencia de posición del número de cédula
La barra media del primero 3
Tambien la parte superior del cero.
NO COMMENT!!!

 Hay una diferencia entre las cédulas presentadas en los dos artículos de "El Pais"
presento en mi mail :
1- En la foto de la verdadera cédula tomada en la casa de Hamlet Peluso: se nota que abajo del borde derecho de la foto, por encima de la manga, hay un pequeño cuadrado de color negro. 
2- En la foto de la cédula en la versión impresa publicada por "El Pais" : hay tambien el mismo pequeño cuadrado de color negro
3- En la foto que aparece en el artículo diciendo que la cédula es apócrifa ( la llamo cedula controversia) : el cuadrado no está, y tambien el número de la cédula no se encuentra a la misma posición y no se lee bien.
Es notable que hicieron un montaje con la misma foto que sirvió a Gardel para hacer su cédula, usaron una cédula de identitad que pertenecía a otra persona, y pusieron el mismo número de cédula... equivocandose en la posición y en el color.

Presentar un facsimil es una cosa, hacer un montaje para presentar una cédula apócrifa es muy grave.



N de R: DELIBERADAMENTE, OMITIMOS LA PUBLICACION DE LA FOTOGRAFIA DE LA CEDULA ORIGINAL

viernes, 23 de mayo de 2014

Ni santo ni masón ni delincuente. Gardel era un hombre que creía en Dios



Si bien la vida de Carlos Gardel nada tuvo que ver con la santidad, la formación religiosa que recibió en su infancia forjó en él principios indelebles y marcó a fuego su conducta. 

Su primer acercamiento a la fe cristiana fue involuntario –como sucede con todos los niños de hogares católicos-, ya que recibió las aguas bautismales a pocas horas de nacido, en la capilla del Hospital Saint-Joseph de la Grave, en Toulouse (Francia).

 

Radicado con su madre, Doña Marie-Berthe Gardes, en Buenos Aires desde 1893 en una casa de inquilinato sita en Uruguay 162, en 1897 "el francesito" comenzó sus estudios primarios mientras su infancia se desarrollaba como la de tantos hijos de inmigrantes.

Según relatara Doña Berta en 1900 viajó a Francia para que su pequeño hijo tomara la Primera Comunión en una aldea vecina a Toulouse que el cronista de “La Canción Moderna” de 1936 escribió “Laubade”[1]. Este viaje, del cual no se han hallado constancias, es apoyado por dos hechos:

1°) La interrupción de la asistencia a clases durante el año 1900 del pequeño Carlos (aunque coinciden otros motivos inherentes al funcionamiento de los establecimientos y planes educativos)

2°) Retomada su escolaridad, el 3 de noviembre de 1901 recibió la Confirmación[2], que no habría sido posible sin la comunión previa. 

Es en el colegio salesiano Pío IX donde adquirió la disciplina -determinante en su carrera artística- y tres características fundamentales: alegría, generosidad y pulcritud en el vestir, ya que Don Bosco sostenía que “el aseo y el orden exterior indican la limpieza y la pureza del alma”[3]

Mientras estas semillas germinaban en su interior, el adolescente que todavía no era Gardel sino Gardes llevaba una vida como la de cualquier muchacho de entonces. Carente de una figura paterna que lo aconsejara y pusiera límites en el momento adecuado, amante de las guitarreadas con amigos,  curioso y andariego,  ansioso por conocer el mundo dio a Doña Berta no pocos dolores de cabeza en su afán de independencia.

“Como perro suelto de la cadena”, describe un antiguo refrán popular la rebeldía que lo impulsó a fugarse de su hogar. Libre de la rigidez horaria del colegio podría dormir hasta el mediodía, comer a deshora, entrar y salir sin dar cuentas a nadie, ni siquiera a su madre cuyos consejos lo agobiarían, como a todo muchacho que quiere ser hombre.  

En 1912 se iniciaba su vida pública. Gardes comenzaba a ser Gardel y a mostrar a su creciente público la calidad humana que subyacía detrás de su arte.

Refiriéndose a estos años de aventura, José Razzano contó que cuando llegaban a una ciudad uno de los primeros lugares que visitaban era la iglesia [4] y años más tarde un amigo suyo escribió: “Recuerdo también lo que don Pepe[5] me contó sobre el espíritu religioso de Gardel que cuando se iba a dormir él observaba, ya que dormían en la misma pieza, que Carlitos tenía un alfiler de gancho en la camiseta lleno de medallitas. Durante la gira, como se levantaban tarde a la mañana –claro, se acostaban tarde a la noche- cuando salían a caminar por la plaza del pueblo, cerca de la iglesia siempre se encontraban con alguna monjita. Carlitos le pedía una medallita –antes las hermanitas le daban a cualquiera cuando les pedían alguna-, se la prendía en el alfiler de gancho y se lo sujetaba en la ropa”[6].  Años más tarde, cuando Armando Defino viajó a Medellín para repatriar los restos y equipajes de la malograda comitiva artística, declaró a la prensa que  “En una pequeña bolsita de seda blanca hay más de cien medallas…”[7], entre las pertenencias de Gardel.

Muy elocuente es la carta a Isabel del Valle de agosto de 1927: “He recibido tu cartita en la cual veo que te has restablecido y que te encuentras bien, eso es, por las oraciones que rezo por vos que te componen enseguida”[8]. Así expresado en una carta íntima a su novia -con quien convivió durante no pocos meses- no deja margen a dudas de que aquellas enseñanzas escolares habían echado raíces.

Otro testimonio que muestra la “conexión” con Dios que tenía nuestro Cantor es el de Francisco Flores del Campo, actor chileno que interpreta el rol de “Daniel” en “El día que me quieras”, quien recordando su etapa vinculada a Gardel (Nueva York, 1935), dijo: “Los domingos lo veía en misa de 12 en la Catedral de San Patricio, en la Quinta Avenida: Llegaba y se iba solo”[9]. Aunque en otro marco –ya que se refiere a un hecho aislado y en circunstancias especiales-, Mario Battistella también recordó la asistencia de Gardel a una misa –o más concretamente a un Te Deum-,  en Italia[10] donde nuestro Cantor entonó las estrofas del Himno Nacional Argentino, con motivo de la celebración patria.


Junto a Luis Gaspar Pierotti, luego de visitar la Basílica de San Pedro, en el Vaticano

De las innumerables anécdotas que muestran el “don de gente” de Gardel, sus principios éticos y morales, su solidaridad y su hombría de bien, he seleccionado la más objetiva: la opinión de un sacerdote que no resultó beneficiado con ningún obsequio ni “gauchada”, sino que evaluó los consejos que el Cantor daba al adolescente que ayudaba a Doña Berta en los quehaceres domésticos. Huérfano de padre, muy creyente y practicante católico, Dante Gallo recordó:
 “Yo casi todos los domingos por la tarde iba al cine, cuya proyección se efectuaba en la sala de actos de la iglesita (…) El Padre Fourcade hacía de boletero, acomodador, operador, etcétera.
Yo sacaba la entrada con una de las chanchas[11] que me había dado Carlos Gardel; la entrada costaba 10 centavos, y al Padre Fourcade le decía:
-Deme el vuelto de esta chancha que la gané con la madre de Gadel, por los mandados que le hice; y su hijo don Carlos, además que me unta con estas chanchas me sabe dar buenos consejos como me los sabe dar usted, Padre: (…) 
Che, pibe… No salgás de noche. Es malo perder la noche por ahí. No vayas al café a jugar al billar ni a perder el tiempo con muchachones, que la amistad de ellos no te conviene… Nunca vayas a tu casa muy tarde… Hacele compañía a tu mamá. (…) Pibe… ojo, por favor, no te vayás a meter de contrabando en un prostíbulo, las mujeres de la vida están terriblemente enfermas… Por favor, cuídate, te podés contagiar… No le vayas a dar un tremendo disgusto a tu mamá
(…)
Al Padre Fourcade yo le contaba de todas las recomendaciones que me hacía don Carlos y el Padre me escuchaba con los ojos bien abiertos y con oídos bien atentos sobre lo que le decía. Y después de una pausa, me contestó:
-Sí, ya sé y tengo referencias que Carlos Gardel es una niña en sus procederes, tengo muy buenas referencias de ello (…) Merece una linda sotana por los cristianos consejos que te da a vos, purrete.
-Eso no es nada, Padre –le continué diciendo-, si usted viera y escuchara el trato cariñoso que le da a su mamá, doña Berta. A mí, Padre, don Carlos me tiene a pura recomendaciones y consejos sanos: ‘Ojo, pibe Dante, pórtate bien’. Además es muy generoso conmigo.
(…)
Nunca me olvidaré la cara que puso doña Berta cuando le conté las ponderaciones que el Padre Fourcade había hecho de su hijo Carlos. La noté sumamente contenta que un sacerdote tuviera conocimiento de las imponderables virtudes de su hijo

Es posible que los diálogos hayan sido recreados luego de tantos años, pero no los conceptos básicos allí vertidos. Los recuerdos continúan con las bromas que Celedonio Flores hizo al imaginar a Gardel de sotana y el malestar de nuestro cantor:

-Está cabrero con vos porque no quiere que lo ensalces por ahí… que cuentes cosas de él, ponerándolo. Me dijo que si es bueno con vos, será porque te lo merecés y nada más.
(…)
Y en efecto, se dio la advertencia del Negro Flores. Una mañana muy tempranito llegué a la casa de don Carlos, y como tiro se incorporó de la cama, y asomándose desde la puerta de su dormitorio, me dijo:
-‘Pibe Dante, venga que tengo que hablarle…
(…) Entro a su dormitorio y me dijo, muy enojado:
-‘Dígame, jovencito… qué anda contando de mí, usted, por ahí, como soy yo. Hasta a mamita la he tenido que retar porque me ha venido con aquello de que por mi manera de ser, soy candidato para usar sotana’ [12]

A esta anécdota podrían sumarse miles de la misma índole, donde no media ningún regalo ni ningún beneficio inmediato sino la manifestación de un Gardel íntimo y cotidiano que todos hubiésemos querido conocer.
Ni masón ni delincuente. Un hombre de sólidos principios éticos y morales que creía en Dios y andaba por la vida con una honestidad y una rectitud que ni las noches parisinas ni los domingos hípicos ni las amistades “non-sanctas” pudieron mellar, un ser humano que acostumbraba “devolver gentilezas por sinvergüenzadas[13], sintetizando en esta frase todas las enseñanzas del Evangelio que conservaba y practicaba desde su infancia



Ana Turón
Azul, mayo 18 de 2014





[1] “La Canción Moderna – Radiolandia” 1936. Ha sido imposible hallar en mapas esta aldea, por cuanto existe la posibilidad de que el periodista haya incurrido en un error al volcar al papel las palabras de Doña Berta.
[2] ABALLE, Guadalupe. “Algo más sobre Gardel”. Ed. Corregidor, 2004.
[3] ABALLE, Guadalupe, op cit.
[4] Testimonio recogido por parte de la autora de labrios del coleccionista Ángel Olivieri en 1985.
[5] Razzano
[6] OLIVIERI, Ángel. “Historias de Tango” volumen dedicado al Dúo Gardel-Razzano. 2da edición. Ed. AqL. Bs. As., 2008
[7] ANTENA, 15 de febrero de 1936
[8] HERMÁNDEZ, Anastasio. “Vida y Obra de Carlos Gardel”. Ed. Del autor. Córdoba, 1996
[9] AA.VV. “Carlos Gardel. Tango que me hiciste bien”. Ed. Andrés Bello. Santiago de chile, 1985
[10] LE PERA, José – BATTISTELLA Mario. “Carlos Gardel. Su vida artística y anecdótica”. Bs. As. Semec, 1937
[11] Monedas de veinte centavos
[12] GALLO, Dante. “Así conocí a Carlos Gardel y a Celedonio Esteban Flores (Cele). Yo era un adolescente de quince años”. Ed. Baraga. Bs. As., 1986
[13] DEFINO, Armando. “Carlos Gardel. La Verdad de una Vida”. Cia. Fabril Editora. Bs. As., 1968