viernes, 28 de noviembre de 2014

GARDEL Y SUS CIRCUNSTANCIAS

Publicado en http://elmorochodelabasto.blogspot.com.ar/



Mucho se ha hablado de la invalidez legal del Certificado que Carlos Gardel obtiene el 8 de octubre de 1920 , en el Consulado Uruguayo de Buenos Aires

Los análisis jurídicos realizados, dan razón a lo antes dicho, en cuanto a que el mismo era - como dice Juan Carlos Esteban - meramente un “Salvoconducto” con vigencia por un año, para ser usado en caso de emergencia. (Muy distinto es una Partida de Nacimiento, pues un documento específico como ese, carece de vencimiento) .

Dejemos de lado entonces este probado aspecto y pasemos a analizar el pretendido certificado, desde otro punto de vista que no sea el legal; es decir, el de la razón y la verdad, que por supuesto incluye “el sentido común”.

Es evidente que Carlos aprovechó la oportunidad y se acogió a la ley de Organización y Aranceles Consulares, promulgada el 21 de mayo de 1906 y así obtuvo el "Salvoconducto" del 8 de octubre de 1920, el cual – más allá de las razones legales conocidas - , está viciado de nulidad, ya que se trató de una anotación tempestiva realizada en el Consulado Uruguayo en Buenos Aires, que durmió y murió en los archivos de esa oficina porteña, pues el expediente número 10.052 al que diera lugar , jamás fue elevado, tal cual correspondía, a la central del Ministerio de Relaciones Exteriores en Montevideo, para a su vez, ser remitido al Ministerio del Interior de la República Oriental del Uruguay y dar así REAL VALOR a la acreditación de ese nuevo ciudadano que se había fabricado.

Y la razón de porque nunca se cumplió ese trámite, radica en el conocimiento de todas las partes que confluyeron en él, de que se trataba de un documento de favor y que el beneficiario jamás podría revalidarlo antes del año de su duración, pues no contaba con los elementos necesarios para hacerlo. (Registro Civil de nacimiento).

Basta con saber que fue un acto de favor que Carlos repudió tan pronto como fue consumado, apresurándose a obtener de las autoridades argentinas su Cédula de Identidad y posteriormente su nacionalización, a la cual jamás renunció y siempre antepuso a cualquier otra, porque él se sentía argentino, no solamente porteño.

Nunca ningún pretendido ilustrado, podrá separar con éxito a Carlos Gardel, de una Argentina que orgullosamente él representó. Ayer con su presencia física y hoy desde el disco y películas cinematográficas.

La declaración efectuada en el consulado respecto al nacimiento de Gardel, es a todas luces complaciente, pues eludió el cumplimiento del articulado de la Ley Nº 1716 de febrero del año 1879 y además no respetó formalidades retenidas como mínimas. Aparecen lugares en blanco y referencias omitidas y firman dos testigos cuyos nombres resultan tres, pues cada uno que opina los cambia a su antojo.

Digo esto porque según declaraciones que oí en el Congreso Internacional “Quien es Gardel”, el propio Agregado Cultural de la Embajada Uruguaya en la Argentina, añadió a doña Tomasa Leguisamo como testigo, en lugar del originario Juan Laguisquet .

Y esta nominación no es casual, ya que nos consta que existe una comunicación enviada a Australia por el Cónsul General Uruguayo, en Buenos Aires, Sr. Alfredo Menini Terra, donde menciona como testigos a RAZZANO Y LEGUISAMO.

Poseo la fotocopia de un certificado que, en el margen superior derecho, muestra el Nº 020393 y en su texto acredita que con el Nº 10052 se ha inscripto en el Registro de Nacionalidad y Ciudadanía Don Carlos Gardel de 32 años, soltero de profesión artista. Dicha constancia tiene fecha 8 de octubre de 1920, contiene seña particulares, tiene en blanco el número de Cédula de Identidad y está firmada por el señor Cónsul y Carlos Gardel.

Cabe pensar que si a octubre del año 1920, a Gardel se le adjudican 32 años, quiere decir que no nació en la fecha indicada en la ficha de registro (11 de diciembre de 1887), pues de ser así, solamente tendría, cumplidos, 31 años. Grave irregularidad, inadmisible en un pretendido documento público visado por un funcionario del cuerpo consular.

Por reproducciones vistas en libros y en Internet, se puede apreciar que el nombre del inscripto es Carlos Gardel, nacido en Tacuarembo (no se precisa localidad, solamente se menciona el Departamento) el 11 de Diciembre de 1887, domiciliado en R. Peña 451 (no dice ciudad o país y se abrevia ilegalmente el nombre de la calle) . Se puede leer además: "Documentos Justificativos: Testimonio de Juan Laguisquet y José Razzano (1), sin acreditar la documentación con que se identifican los dicentes. ¡Un tremendo horror de procedimiento, imposible de justificar en un documento público serio!

Figura además que el inscripto es hijo de: Padre: Carlos (sin apellido) - Nacionalidad, Uruguayo - fallecido y Madre Uruguaya - Maria Gardel, también fallecida.

Sigue, impreso abajo ... "Hijos del inscripto. … etc. etc."; todo lógicamente en blanco.

Nótese la circunstancia de hacer coincidir el apellido del padre (al no colocarlo queda entendido que es Gardel) y el de la madre.

Vale destacar que en ésta versión, junto a Razzano, aparece Juan Laguisquet, un ex policía de Tacuarembo, quien – según Isabel Del Valle – fue quien sugirió insertar la nominación indefinida de un Departamento, omitiendo precisar la ciudad o pueblo de ese distrito. ¡Otra aberración! Es como si en Argentina un nacimiento se registrara generalizadamente en una Provincia, por caso Misiones, sin indicar localidad.

También importa resaltar la siguiente sutileza: se hace constar a los padres como “difuntos”, pues si se declaraba, a cualquiera de los dos como “vivo”, se hubiera debido especificar el lugar de residencia del referido antecesor, ya que el formulario oficial así lo exigía.

Es imposible entonces pretender que ya se pensara al confeccionarlo, en elevar al Ministerio de Relaciones Exteriores, un instrumento que contenía tantos desatinos.

Es una constante que los escritores volcados de lleno en la fábula oriental, digan respecto de este certificado que en él, Gardel “declara ser nacido en Tacuarembó el 11 de diciembre de 1887, hijo de un indefinido Carlos y una tal María, ambos “uruguayos fallecidos”, pero omiten sistemáticamente (porque no les conviene mencionarlo) que ese documento no dice Maria a secas, sino que especifica claramente María Gardel. Estamos frente a dos personas totalmente inexistentes, lo cual avala la condición de falaz o “consentido”, del documento que se pretende alzar como bandera justificativa de una palmaria irrealidad.

El único objetivo de Carlos al decidirse por este camino, fue solucionar sus problemas de documentación y de paso poder dar carácter oficial al nombre artístico que para entonces utilizaba.

¿A nadie se le ocurre pensar que si la realidad fuera la que nos pretenden vender, a Gardel nada le impedía haber blanqueado su situación de hijo ilegítimo y declarar que sus padres habían sido Carlos Escayola y María Lelia Oliva?. Podía haber revelado perfectamente su verdadero nombre y condición de nacido en Uruguay, sin perjuicio de continuar utilizando su apellido artístico.

Es evidente que la declaración del año 1920 ante el consulado, contiene elementos que la invalidan, pero que fue muy bien aprovechada por Carlos, mucho antes que venciera su efecto, para obtener toda la documentación argentina que lo acompañaría por el resto de su vida.

Así, la realidad nos muestra ahora a nuestro Zorzal, como un ciudadano naturalizado, dueño de una documentación argentina que refleja, como no podía ser de otra manera, algunos pecados originarios del certificado que él tan bien utilizó en su provecho y que para no comprometerse, debió avalar luego en más de una oportunidad.

Sin embargo, una vez superada la primera instancia legal, se preocupó por iniciar el camino de evidenciar otras circunstancias: Es decir, las verdaderas. (2)

Recordemos lo que le sucedió a su amigo Cirilo Esteban Capot, que nacido el 23 de enero de 1882 en Lot et Garona y radicado luego en la Argentina, fue declarado – al no presentarse al llamado del ejército de Francia – lisa y llanamente “desertor” por el gobierno de ese país; cargo que recién le fue conmutado, el 25 de enero de 1935, es decir al día siguiente de cumplir 53 años.

Es evidente que Carlos nunca quiso vivir esa misma triste experiencia, que le hubiera vedado alcanzar los rotundos éxitos que logró en suelo francés.

Para finalizar, diré que la falsedad del certificado obtenido por Carlos en el año 1920, (3) es la clave que ha invalidado en su momento las pretensiones del dictador Terra, sin olvidar que al decidir sobre las respectivas sucesiones, los jueces de Uruguay y Argentina han validado, para determinar su lugar de nacimiento y nombre de familia, el “Testamento Ológrafo”, jamás impugnado y que al ser peritado demostró su total autenticidad y dejó claramente establecido el origen de “El Morocho del Abasto".

También importa dejar la siguiete pregunta, como testimonio harto reivindicatorio respecto de la verdad del nacimiento de Carlos Gardel en Francia, avalado por una indiscutible Partida de Nacimiento.

¿Por qué Carlos, bajo cualquier circunstancia, siempre mantuvo como día de su nacimiento, el 11 de diciembre, fecha que precisamente corresponde al mencionado en esa Partida? (4)

Podemos una vez más afirmar, que el hombre es producto de las circunstancias, no siempre de sus deseos.


José Pedro Aresi

(1) Antes de ser testigo ante el consulado uruguayo, Razzano actuó con nuestro Zorzal, cuando éste lo hacía con el nombre de Carlos Gardes. Luego lo acompañó en 1924 a Toulouse y dijo “ahí tuve la oportunidad de conocerlo y recorrer juntos la casa donde vivió de niño Carlitos”, expresando también “Con Gardel hemos estado en Toulouse, a propósito para conocer sus lares”. Existen constancias de este viaje. Todo esto acaeció antes que Gardel conociera a Defino, por lo cual no tiene sentido insistir con el cuento del complot que inventó Avlis primero y Bayardo después. Es muy cierto y no existen pruebas en contrario, en cuanto a que Razzano nunca consideró a Gardel como uruguayo y jamás se lo oyó llamarlo o tildarlo de “compatriota”.
Aún más, es muy conocida esta frase de “Pepe”: “… sostengo como lo hice con el mismo presidente de mi patria, el doctor Terra, que Carlos Gardel era de origen francés, de Tolouse". Por otra parte, la misma hija de “el Oriental, Cristina Razzano, “que conoció en vida a Carlos y que escuchó los relatos de su padre, siempre reconoció la nacionalidad francesa de Gardel y no lo hizo precisamente por el cobro de las regalías de autor, pues las hubiera seguido cobrando dijera lo que dijera, ya que el suyo era un derecho firmemente adquirido”.
Cuando Defino le vende a Razzano ciertos derechos, en el documento que firman se especifica muy claramente “.... que fue y perteneció a don Carlos Romualdo Gardés, conocido como Carlos Gardel, cuya cesión comprende todas las que ...”, es decir que 25 años después, Razzano anula con su firma la aseveración que lo muestra como “testigo de prueba” en la Denuncia de Nacimiento Nº 10.052.

(2) Las constancias dejada por Gardel en sus documentos, luego del mentado “certificado”, citan siempre como su madre, a Berta Gardel (Primera Libreta de Enrolamiento, Matrícula Individual Nro. 1.717 del 9 de Mayo de 1923) . En la “Segunda Libreta de Enrolamiento”, Matrícula Individual 236.001 del 21 de junio de 1927 , donde se hace referencia a un enrolamiento anterior según Matrícula 1717 - DM 2 Oficina Enroladota Sección 10; de fecha 21 de Junio de 1927, Carlos declara ser hijo de Carlos y Bertha Gardel. Nótese que aquí aparece la forma “th” en el nombre de su madre.

(3) En el trabajo publicado por el C.E.G. y firmado por el doctor Carlos Perrotta y el señor Jesús Rey, bajo el título de las “Preguntas del Millón”, se dice: “¿Por qué las Libretas de Enrolamiento que se le dieron no están registradas en ningún padrón electoral de la época ni existen -COMO LA LEY LO EXIGE - fichas en la Cámara Electoral ni en el Distrito Militar Buenos Aires ni en el Juzgado Electoral?”

(4) Dice el escritor uruguayo Josélo González Olascuaga en su libro "EL CÓDIGO GARDEL" (Pág. 55. Edit. "Fin de Siglo"), “Es indudable que al investigador porteño Juan Carlos Esteban, no le falla la lógica cuando refuta la fecha de nacimiento que quiere Nelson Bayardo (el más tenaz e influyente de los gardelistas uruguayos). Ya es raro que Charles Romuald y el bastardo de Escayola hayan nacido el mismo dia, el 11 de diciembre como quiere Bayardo. Hay una probabilidad en tres cientos sesenta y cinco de que así haya ocurrido".


martes, 25 de noviembre de 2014

"El Porteñito", un apodo olvidado de Gardel

Publicado en  http://ana-turon.blogspot.com.ar


En la revista “Carlos de Buenos Aires” (1970), de muy variada información y rica en fotografías por entonces desconocidas, Julio Jorge Nelson reproduce una nota del diario “El Debate” de Montevideo del 24 de junio de 1956 con recuerdos de Antonio Casciani [i], cuyos párrafos merecen una detenida lectura.



“Conocí a Gardel hace más de 50 años, cuando él aún era un aficionado al canto y yo cursaba mis primeros años escolares”. Como quedó expresado, estas declaraciones corresponden a 1956, por cuanto los “más de 50 años” nos remiten a un período anterior a 1906. Por otra parte, Casciani había nacido el 31 de enero de 1901,  de manera que sus “primeros años escolares” deben ubicarse luego de cumplidos los seis, es decir a partir de 1907.

Podría ponerse en duda la exactitud de las fechas por tratarse de recuerdos de infancia, pero la existencia de una fotografía de Gardel tomada en Casa “El Indio” en 1906 [ii] demuestra su presencia en la Capital del vecino país en la época señalada, respaldando lo relatado por Casciani.

Fotografía tomada en Casa “El Indio” de Montevideo en 1906 y dedicada a su amigo y compañero de viaje: “En prueba de amistad y cariño a mi amigo Pedro Guzzatti, Carlos Gardes”.


Lo expuesto precedentemente sucede durante la etapa que se ha considerado “en blanco” en la biografía de Gardel, que abarca desde la finalización de sus estudios primarios (1904)  hasta el comienzo de su carrera artística (1911), cuando sus pasos ya comienzan a registrarse en contratos y crónicas periodísticas.

La falta de información referida a dicho período propició la versión de una supuesta prisión en Ushuaia, sobre la cual jamás pudo hallarse indicio alguno en registros de Comisarías, Juzgados, Fiscalías ni Penitenciarías donde necesariamente deben consignarse fechas, causas de condena, motivos de traslados y una extensa lista de etcéteras.

Por esta razón es importante la época en que Casciani recuerda haber conocido a Gardel y que oscila entre un período anterior a 1906 (“hace más de 50 años”) y  1907-08-09 cuando cursaba sus “primeros años escolares” (en plural), precisamente cuando se lo pretende situar en la cárcel austral.

Luego se refiere a otra circunstancia, acaecida años más tarde: “Era alrededor del 18 de mayo de 1911. Recuerdo la fecha porque los escolares nos preparábamos a concurrir al descubrimiento del Obelisco que en Las Piedras perpetúa el episodio histórico de la época artiguista”. Si Casciani  había comenzado sus estudios en 1907, por entonces cursaría el 5to. grado y con sus diez años ya estaba en edad de comprender cuanto sucedía y registrarlo en su memoria para siempre. Refiriéndose a un conventillo que Gardel frecuentaba por entonces, continúa: “Allí recibió ‘El Porteñito’ –como le llamaban en el barrio, tal vez porque sus continuos viajes a Buenos Aires inducían a la gente a atribuirle ese origen- lo que podríamos llamar ‘su bautismo de fuego’”: Aquí, la perlita anunciada en el título: Sus amigos uruguayos lo llamaban “El Porteñito” –apodo tanguero si lo hay- que además confirma las versiones largamente reiteradas que indican que nuestro Cantor hizo sus primeras armas artísticas en ambas márgenes del Plata.

Queda claro que sus amigos de Montevideo sabían que Gardel no era uruguayo y también desconocían su origen francés. Esto último explica el asombro que manifestarán en 1935 cuando tome estado público el testamento que consigna su nacimiento en Toulouse.




Pero Casciani, que conoció al Cantor apenas pasado el primer lustro del Siglo XX, se explaya con conocimiento de causa: “Gardel era francés; no tengo ninguna duda” y luego agrega: “Gardel nunca confesó su verdadera nacionalidad (…) Disimulaba la verdad por no comprometer a sus amigos.”

Aunque de manera superficial, compactada, y con comprensibles errores de información, continúa el periodista: “Explica Casciani que la falta de documentación comprometía la carrera ya iniciada por el que sería el más grande cantor criollo. Ante ellos, Bernat, su administrador, optó por ‘fabricarle’ una filiación. Por medio de un familiar, que tenía un cargo judicial en Tacuarembó, se hizo extender el famoso documento que apareció entre los restos del avión y que, más tarde, dio origen a la versión de que era documentación uruguaya”.

Tenemos aquí tres puntos a desarrollar:
1)    Perico Bernat (y seguramente otros amigos de su entorno íntimo) conocía el origen francés de Gardel
2)    Intervino un familiar de Tacuarembó
3)    La versión del origen uruguayo nace después del accidente de Medellín

Veamos:


1)    Naturalmente, “Perico” Bernat –quien merecía la total confianza del Cantor- conocía el origen europeo de Gardel. No queda claro si se le atribuye participación en la regularización de sus documentos –tal vez haya intentado alguna gestión que luego  descartó- o si “fabricarle una filiación” implicó inventar una historia, una familia; en tal caso podríamos estar en presencia del origen de “Carlos y María, ambos fallecidos”. De cualquier manera, lo importante es que Bernat conocía la problemática situación de los documentos de Gardel.

2)    Mención aparte merece el “familiar de Tacuarembó” que ha motivado no pocas confusiones. En ese pueblo uruguayo vivía desde 1904 José “Cielito” Traverso, integrante de una familia del Abasto ligada a Gardel por profundos lazos afectivos. La mayor amistad del Cantor era con “Yiyo” -encargado de la fonda “O’Rondemann”- aunque también frecuentaba a Constancio en el comité conservador que regenteaba (con todo lo que esto significaba en aquellos tiempos). “Cielito” había matado a Juan “Vidalita” Argerich en diciembre de 1901 y luego de dos años de prisión (es decir, en 1904) fue desterrado al vecino país. Allí conoció a Amanda Escayola y por tal motivo se radicó en Tacuarembó. Si bien no hay indicios de que Gardel frecuentara a “Cielito”, al estar vinculado a personas influyentes –en Buenos Aires por medio de su hermano y en Tacuarembó por medio de su esposa- es muy posible que se lo haya considerado una pieza importante a quien recurrir en caso de que fuese necesario al momento de poner en orden los papeles del Cantor.

3)    “…se hizo extender el famoso documento que apareció entre los restos del avión y que, más tarde, dio origen a la versión de que era documentación uruguaya”. Este “más tarde” de Casciani, expresado luego de “los restos del avión” se contrapone con los difundidos “se sabía” y "se decía" tan abundante en la literatura del vecino país y tan nocivo para la Historia. Aquí queda claro que en vida del Cantor ni se mencionaba la posibilidad de su origen oriental y que esa versión surgió después del accidente de Medellín.



En otro fragmento de la nota publicada por “El Debate” dice el periodista: “La vinculación de Casciani con Gardel, nacida en el viejo Barrio Sur, se mantuvo prácticamente hasta la muerte de éste”: Esta frase, en el contexto de la nota que reproducimos, se contrapone con la versión que afirma que Gardel habría cursado estudios en una escuelita del Barrio Sur de Montevideo. De haber sucedido, Casciani lo habría sabido y lo habría mencionado en ésta u otra oportunidad.

En síntesis, señalemos las principales conclusiones que se desprenden de este interesante artículo periodístico:
1)    Gardel no estuvo en Ushuaia. (En esa fecha estaba en Uruguay);
2)    Sus amigos de Montevideo sabían que no era uruguayo y desconocían su origen francés (le decían “El Porteñito”)
3)    Sus amigos íntimos (ej. Casciani, Bernat) conocían su origen francés y la problemática situación de sus documentos desde antes de 1920.
4)    La versión del origen uruguayo de Gardel es posterior a su muerte
5)    Gardel no estudió en la escuelita del Barrio Sur de Montevideo


Tres de estas cinco conclusiones no hacen más que ratificar respetables investigaciones de frecunte relectura y permanente consulta, pero llamó mi atención el apodo olvidado de "El Porteñito" que tan bien sienta a nuestro Cantor y quise compartirlo con los seguidores de este blog.



Ana Turón
Azul, noviembre 16 de 2014

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:
DEL GRECO, Orlando: “Gardel y los autores de sus canciones”. Akian, Bs. As. 1990
ZATTI, Rodolfo: “Gardel en el corazón del Río de la Plata”. Ed. Magdala, Bs. As., 2007
ZATTI, Rodolfo: “Gardel en el Abasto”. Ed. Corregidor, Bs. As., 2005


NOTAS:

[i] Antonio Casciani, apodado “El Canillita” por dedicarse a la venta de diarios, nació en Montevideo el 31 de enero de 1901 y allí falleció el 11 de marzo de 1967. Fue autor de los tangos “Farabute” y “Un año más”, ambos en coautoría con Joaquín Barreiro, que Gardel llevó al disco el 22-12-28 (en Francia) y el  17-06-30 (en Bs. As.) respectivamente.

[ii] Investigaciones de Rodolfo Zatti señalan que el primer viaje de Gardel al Uruguay tuvo lugar en 1906 en compañía de Pedro Guzzatti, un amigo del Abasto.  

domingo, 23 de noviembre de 2014

GRAVE DENUNCIA, CONTRA WALTER SANTORO PRESIDENTE DE FICA

Circula en facebook una noticia que sigue despertando interes en los que seguimos de cerca "la cedula artistica"

http://www.laurdimbre.com.ar/cultura/cu-0250.php


EL MUSEO QUINQUELA Y EL CLUB BOCA JUNIORS SE OPONEN
Conflicto por el emplazamiento del monumento a Quinquela 

En una "Carta abierta" el Museo Quiquela Martín y el Club Boca Juniors vierten duros conceptos contra el Sr. Walter Santoro (presidente de una editora llamada Industrias Culturales Argentinas y de Maguncia, una galería de arte lindante al Museo Quinquela) por lo que consideran mala fé y "apropiación de ideas" en relación con el anunciado emplazamiento del monumento a Quinquela Martín.
En el comunicado advirten que el Museo de Bellas artes "Benito Quinquela Martín" no promueve, ni auspicia, ni guarda relación alguna con el monumento al artista y filántropo boquense realizado por el escultor Antonio Oriana. Al mismo tiempo, dejan constancia que promueven, apoyan y alientan toda iniciativa que se proponga homenajear a Quinquela Martin, por lo cual encuentran "especialmente penosa esta situación, en la cual se advierte mala fe disfrazada de noble objetivo".
La acusación del Museo y el Club Boca Juniors
El origen del conflicto es la existencia de otro proyecto también aprobado por la Legislatura de la Ciudad que involucra al Museo Quinquela, el Club Boca Juniors y Alejandro Roemmers (los dos últimos en calidad de sponsors) de un monumento del escultor Leo Vinci, para ser emplazado en el Paseo Costero "Carlos Bello", frente al edificio sede de la Escuela Museo "Pedro de Mendoza" y Museo de Bellas Artes de La Boca; el mismo lugar elegido para instalar el "otro" monumento. Ese espacio fue cedido formalmente por la Administración General de Puertos),"hace tres años, mediante nota Nº 624-AGP.SE-07".

"Ha sido un largo camino desde el inicio de la idea hasta cumplir con todos los pasos requeridos por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, hasta que en sesión del día 03 de diciembre de 2009 se aprobara su realización" reza el comunicado conjunto del Museo y Boca.
La ley sancionada en el recinto durante la referida sesión lleva el N° 3.384 y consta de dos artículos:
Artículo 1°.- Acéptase la donación del monumento a Benito Quinquela Martín del escultor Leo Vinci efectuado por el Club Atlético Boca Juniors, para ser emplazado en el paseo Diputado Nacional Carlos Bello.
Artículo 2°.- Comuníquese, etc.
Fue promulgada por el Ejecutivo por Decreto N° 078/010 del 15/01/2010 y se publicó en el Boletín Oficial el 21 de enero de este año.
El "monumento de Walter Santoro"

La dura acusación de los patrocinantes del que podría denominarse "monumento original" radica en el hecho de que el señor Santoro, al momento de presentar "su" monumento, era secretario de la Cooperadora del Museo Quinquela Martín (cargo que actualmente sigue ostentando...). "Resulta muy difícil no pensar en una apropiación de ideas, sobre todo cuando lucra permanentemente con Quinquela, poniendo a la venta imágenes de nuestro archivo no autorizadas por nuestra Institución" resalta la denuncia pública del Museo Quinquela y el Club Boca Juniors.

La nota cita finalmente el comunicado del Presidente de la Asociación Cooperadora del Museo Benito Quinquela Martin quien "quiere dejar expresamente en claro a la comunidad del barrio de La Boca que esta asociación en ningún momento participó, auspició su realización, diseñó, o programó la ejecución del Monumento realizado por el escultor Antonio Oriana a Benito Quinquela Martin en la explanada Carlos Bello de la calle Pedro de Mendoza. Monumento que el Sr. Walter Santoro, con la Empresa Industrias Culturales Argentina y la Galería Maguncia, produjeron su realización. Ello en razón de que existía desde el año 2006 un Proyecto original elaborado por el Museo con el apoyo financiero del Club Atlético Boca Juniors y el apoyo del escritor y empresario Alejandro Roemmers".

lunes, 17 de noviembre de 2014

LA CEDULA TRUCHA DE GARDEL... COMPARACION CON EL ORIGINAL



Quedo sobradamente probado tiempo atras, que la cedula que se exhibe, en el Museo de Tacuarembo, es una burda copia, ilegal y sin ningun valor.

Nuestro amigo, GEORGES GALOPA Vice-Prsidente de la Asociacion Gardeliana de Toulouse y autor, de enjundiosas investigaciones, realizo una comparacion entre las fotos de sendas cedulas, quedando de manifiesto la torpeza del "artista" autor del "facsimil" 




En el original, las perforaciones del número son de color blanco, y en la copia son de color negro


Se nota una diferencia de posición del número de cédula
La barra media del primero 3
Tambien la parte superior del cero.
NO COMMENT!!!

 Hay una diferencia entre las cédulas presentadas en los dos artículos de "El Pais"
presento en mi mail :
1- En la foto de la verdadera cédula tomada en la casa de Hamlet Peluso: se nota que abajo del borde derecho de la foto, por encima de la manga, hay un pequeño cuadrado de color negro. 
2- En la foto de la cédula en la versión impresa publicada por "El Pais" : hay tambien el mismo pequeño cuadrado de color negro
3- En la foto que aparece en el artículo diciendo que la cédula es apócrifa ( la llamo cedula controversia) : el cuadrado no está, y tambien el número de la cédula no se encuentra a la misma posición y no se lee bien.
Es notable que hicieron un montaje con la misma foto que sirvió a Gardel para hacer su cédula, usaron una cédula de identitad que pertenecía a otra persona, y pusieron el mismo número de cédula... equivocandose en la posición y en el color.

Presentar un facsimil es una cosa, hacer un montaje para presentar una cédula apócrifa es muy grave.



N de R: DELIBERADAMENTE, OMITIMOS LA PUBLICACION DE LA FOTOGRAFIA DE LA CEDULA ORIGINAL