La divulgación del "Expediente" de 1915 tiene un contenido que
se ha tratado de dejar en la penumbra
Sea que se compruebe la veracidad parcial del mismo, un detalle se
procuró minimizar, resaltando solamente lo que redituaba el escándalo.
Lo que examinó y comprobó el Dr. Torre fueron la firma y las huellas
papilares que corresponden a un Carlos Gardel esta vez nacido el 11 de
diciembre de 1887, argentino nativo, hijo de Berta Gardes.
Al repetir en octubre de 1920 -cinco años después- los mismos datos pero
como URUGUAYO, en el Consulado oriental, se cae definitivamente, la Leyenda de
Tacuarembó. Por lo menos es insostenible, porque la desmiente, sin atenuantes,
el "Certificado" previo de 1915.
Han quedado, definitivamente, en el aire.
Su apresuramiento les jugó una mala pasada. Han conseguida una
"VICTORIA A LO PIRRO.
Tacuarembó y Escayola quedo, absolutamente devaluado y en el ocaso.
Frente a esta revelación irreversible, desprovistos de argumentos los
"profesionales" de siempre han adoptado el último recurso a su
medida:
UNA CAMPAÑA DIFAMATORIA SOBRE SU "PASADO CARCELARIO".
AMARILLISMO PURO, INTRÍNSECO A SU PROPIA CONDICIÓN.
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