martes, 20 de mayo de 2014

El "Padre Desconocido" de Carlos Gardel

Su imagen siempre sonriente, sus triunfos artísticos, su prosperidad económica hacen suponer que Gardel lo tuvo todo, pero el “padre desconocido” de su Partida de Nacimiento seguramente produjo íntimos sinsabores.
Como obedeciendo a un presagio o cumpliendo una condena, aquella sentencia se convirtió en dolorosa realidad.

  
"El onceavo día del mes de diciembre del año mil ochocientos noventa, a las dos horas de la noche, NACIMIENTO de Charles Romuald Gardes, nacido hoy a las dos horas de la madrugada, en el Hospital de La Grave, hijo de padre desconocido y de Berthe Gardes, planchadora nacida en Toulouse y domiciliada en calle Canon d'Arcole N° 4..."

Por su carácter introvertido y los cánones sociales de la época, en contadas oportunidades se refirió a su padre: Al periodista Edmundo Guibourg le confió que se trataba de un francés de apellido Lasserre, “con doble ese y doble erre”  que luego de finalizada la Primera Guerra Mundial había viajado a Buenos Aires con intenciones de enmendar su error, pero él no quiso conocerlo alegando que “cuando lo necesitamos no lo tuvimos”.
Estos recuerdos de Guibourg son coincidentes en un todo con los referidos por Armando Defino y Adela Blasco, matrimonio estrechamente vinculado a Carlos Gardel y a su señora madre.
Doña Berta –a quien nadie en su sano juicio podría discutirle este asunto-, atribuyó la paternidad de su hijo a Paul Lasserre, aunque reemplazándole el apellido por “Gardes” para evitar preguntas que sólo la llevarían a recordar difíciles momentos de su juventud.
Esta referencia tuvo lugar en 1936, durante un reportaje para la revista “Radiolandia”.
 

El retrato de Paul Lasserre (1866-1921) que Doña Berta conservaba en una pared de su casa de Jean Jaures 735, en 1936. 
Para no confesarse madre soltera, se decía "viuda de Gardes", atribuyéndole este apellido al padre de su hijo.

No hay indicio alguno que permita suponer que Gardel lo haya visto siquiera. No obstante, Doña Berta conservó su retrato hasta sus últimos días, hecho que muestra sus profundos y nobles sentimientos.
El entorno íntimo conocía pormenores de la historia y los transmitieron a periodistas e investigadores. Isabel del Valle -la novia oficial de Gardel-  lo ha referido en reportajes televisivos.

En los años '70  la revista "Gente" envió a Toulouse a Eduardo San Pedro y "Pepe" Fernández para una investigación periodística. 
 

A raíz de este aviso se contactaron con la Sra. Elise Ramieres, viuda de un primo segundo de Gardel.

 

Años más tarde se sabrá que Paul Lasserre no era viajante de comercio ni estaba casado cuando nació Gardel.

Para 1975 ya se sabía de Paul Lasserre y la reacción de Gardel ante su visita pero no pasaba de un hecho anecdótico. Su figura no despertaba sino indiferencia en los admiradores del Cantor que reprobaban su conducta cobarde e irresponsable.
Prueba de ello es que las búsquedas realizadas por el periodista de "Gente" en Toulouse no incluyeron a ningún Lasserre.

Recién en 1995 se conocieron las primeras investigaciones, fruto de más de una década de búsquedas por parte de la socióloga argentina Martha Báez:


 

 

Tres páginas de la revista "La Maga" con información muy valiosa y hasta entonces desconocida fueron el puntapié inicial para sucesivas investigaciones.


A partir de entonces muchos se hicieron eco del tema y realizaron nuevos trabajos. 
En "Por Siempre Carlos Gardel" (1973), Augusto Fernández ya había mencionado la paternidad de Paul Lasserre señalando que era "información confidencial proporcionada por un allegado de Armando Defino (quien, fuera de toda duda, conocía la identidad del padre del Cantor)".
En la reedición de 1996 agrega una página firmada por Carlos Mutto (desde Toulouse, Francia), bajo el título
“Fanny Laserre revela su secreto: Yo soy la hermana de Carlos Gardel”

Hasta hace unos meses, Fanny Laserre de Gelos (76) vivía apaciblemente en un elegante barrio de la ciudad de Toulouse. Sin embargo, esa apacible vida sufrió un cambio radical cuando aceptó revelar el secreto que conservaba celosamente desde su infancia: ‘Carlos Gardel era mi medio hermano’, confesó sin medir las consecuencias. Pocos días después de publicarse la noticia en ‘La depeche du Midi’ –el diario de Toulouse-, decenas de periodistas se agolpaban en la puerta de la casa de Fanny, las cámaras de televisión invadían su intimidad y las radios de Buenos Aires la asediaban pidiéndole entrevistas. ‘Si hubiera sabido lo que me esperaba, me habría guardado el secreto’, dice hoy cuando alguien le recuerda el tema.
-¿Por qué no reveló su parentesco con Gardel antes?
- Porque pertenezco a una familia en la que se consideraba inconveniente hablar de temas como el de las relaciones extraconyugales que había mantenido mi padre antes de conocer a mi madre. De una de esas relaciones nació mi medio hermano, Carlos Gardel.
-¿Y por qué decidió hacerlo ahora?
-Porque mi hijo Raymond me convenció de que lo hiciera. Yo le revelé a él la verdad en 1990 y, desde entonces, él no se cansó de repetirme que era mi deber revelar este secreto. Él sabía cuál era la importancia de Gardel en la Argentina porque Raymond viajaba a allí con frecuencia. ‘No sabés cuánto te lo van a agradecer los argentinos’, me decía. Sin embargo, yo me rehusaba a hablar. En 1993 mi hijo falleció y empecé a pensar que, en homenaje a su memoria, tenía que dar a conocer esa información. Su hija, Julie, me pidió varias veces que así lo hiciera. Mi familia decía que yo tenía un hermano mayor. Yo oía hablar de él con frecuencia. Sin embargo, recién lo conocí cuando tenía ocho o nueve años, durante un verano que pasé con mi familia en casa de mi madrina, en Niza. Un día participé de una gran comida que ella había organizado y allí lo conocí. ‘Este señor es tu hermano, me dijo mamá, es un cantante célebre que vive en la Argentina’. Carlos visitaba a su familia paterna cada vez que venía a Francia.
-¿Y qué recuerdo tiene de ese encuentro?
-Conservo imágenes muy vagas. Sólo recuerdo que a la tarde salió a dar una vuelta por el ‘Paseo de los Ingleses’ en un suntuoso automóvil Hispano que causaba sensación. Lo que sí conservo de ese encuentro es una sensación de gran frustración.
-¿Por qué?
-Porque yo siempre quise tener un hermano, y él era como yo había soñado: amable, sonriente de un gran charme. Yo esperaba que se quedara con nosotros.
-¿Y no intentó continuar esa incipiente relación?
-Nunca. Mi madre nunca quiso tener una relación con Carlos porque entendía que él representaba un aspecto ‘vergonzoso’ de la vida de mi padre.
-¿Conserva algún documento que pruebe su vínculo familiar con Gardel?
-Sólo mi partida de nacimiento, donde consta que la identidad de mi padre coincide con la de Carlos Gardel. Sin embargo, no hay nada que pruebe que Carlos era hijo de mi padre, ya que él nunca lo reconoció.
-¿Usted sabe que hay mucha gente que no le cree?
-¿Quién? ¿Por qué mentiría? ¿Qué ganaría con inventar esta historia? Si tomé la decisión de hablar es porque mi hijo me lo pidió”.

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Aunque con diferentes títulos, se trata del mismo trabajo. Augusto Fernández perteneció a la generación de investigadores que tuvo acceso a los protagonistas de la historia.

Fanny había nacido el 19 de diciembre de 1919, por cuanto sus “ocho o nueve años” nos remiten a fines de 1928. Precisamente en octubre de ese año Gardel debutó en Paris y se presentó en Cannes (distante sólo 34 Km. de Niza) del 8 al 19 de febrero. Su recuerdo puede ubicarse en este período.
Como vemos, ya para entonces Gardel había alcanzado una madurez que le permitió frecuentar a la familia de aquel hombre que no había querido conocer unos años antes y con quien ya no podría intercambiar ni un reproche ni un perdón.
Nunca sabremos qué sintió en esas circunstancias, pero el acercamiento que relata Fanny demuestra que nuestro Cantor no guardaba rencor alguno.

Esta era toda la información que se conocía sobre Lasserre cuando comenzamos a transitar el Siglo XXI. 
Entonces, la Asociación Gardeliana de Toulouse, acompañada por Juan Carlos Esteban desde Buenos Aires, continuaría el camino iniciado por Martha Baez. Recientemente, en su ultimo trabajo, Georges Galopa nos mostraría que Paul Lasserre no habría enorgullecido en absoluto a nuestro Cantor. 




Pero ésa es otra historia.

En ésta, sólo quise mostrar cómo el "padre desconocido" de 1890 fue años más tarde desconocido por su hijo.
Lecciones que da la vida...

Ana Turón

Azul, mayo 12 de 2014

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