Buenos Aires, 27 de junio de 1995
Sr. Patrocinante de la Academia Porteña del Lunfardo,
don Ricardo A. Ostuni
Querido amigo:
Me entero por un diario montevideano que tiene usted prácticamente terminada su investigación sobre don Carlos Gadel y que ha llegado a la conclusión definitiva acerca de la imposibilidad de que nuestro gran artista sea francés. Coincidiría así con los estudiosos orientales que lo dan como nacido en Tacuarembó.
Lo felicito muy de veras y doblemente; por su coraje y por el éxito alcanzado, porque la historia debe ser implacable o no es historia.
Si es verdad que Gardel es uruguayo ello no deja bien parados a sus compatriotas que, cuando nació, no le dieron techo y lo confiaron a los cuidados de una señora que en el peor de los casos era prostituta y en el mejor era celestina. Sin duda los niños uruguayos merecían mejor suerte que la reservada para él por su presunto padre, el tal Escayola.
Haya nacido en Toulouse o en Tacuarembó, se llamara Gardes o Escayola, Carlos Gardel nos pertenece, no sólo porque le dimos fama (al fin, la fama es puro cuento, según nos enseñó un uruguayo,no por casi anónimo menos glorioso) sino porque le dimos una patria que la sociedad uruguaya le negó; le dimos escuela, le dimos educación, le dimos amor, todo, en fin, lo que en los hogares de la Argentina, también de los inmigrantes, se daba entonces a los niños.
Me apena decir estas cosas porque tengo queridísimos amigos orientales y nada me dolería tanto como herirlos. Pero quedamos en que la historia debe ser implacable.
Un abrazo
JOSE GOBELLO
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