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Mucho se ha hablado de la invalidez legal del Certificado
que Carlos Gardel obtiene el 8 de octubre de 1920 , en el Consulado Uruguayo de
Buenos Aires
Los análisis jurídicos realizados, dan razón a lo antes
dicho, en cuanto a que el mismo era - como dice Juan Carlos Esteban - meramente
un “Salvoconducto” con vigencia por un año, para ser usado en caso de
emergencia. (Muy distinto es una Partida de Nacimiento, pues un documento
específico como ese, carece de vencimiento) .
Dejemos de lado entonces este probado aspecto y pasemos a
analizar el pretendido certificado, desde otro punto de vista que no sea el
legal; es decir, el de la razón y la verdad, que por supuesto incluye “el
sentido común”.
Es evidente que Carlos aprovechó la oportunidad y se acogió
a la ley de Organización y Aranceles Consulares, promulgada el 21 de mayo de
1906 y así obtuvo el "Salvoconducto" del 8 de octubre de 1920, el
cual – más allá de las razones legales conocidas - , está viciado de nulidad,
ya que se trató de una anotación tempestiva realizada en el Consulado Uruguayo
en Buenos Aires, que durmió y murió en los archivos de esa oficina porteña,
pues el expediente número 10.052 al que diera lugar , jamás fue elevado, tal
cual correspondía, a la central del Ministerio de Relaciones Exteriores en
Montevideo, para a su vez, ser remitido al Ministerio del Interior de la
República Oriental del Uruguay y dar así REAL VALOR a la acreditación de ese
nuevo ciudadano que se había fabricado.
Y la razón de porque nunca se cumplió ese trámite, radica en
el conocimiento de todas las partes que confluyeron en él, de que se trataba de
un documento de favor y que el beneficiario jamás podría revalidarlo antes del
año de su duración, pues no contaba con los elementos necesarios para hacerlo.
(Registro Civil de nacimiento).
Basta con saber que fue un acto de favor que Carlos repudió
tan pronto como fue consumado, apresurándose a obtener de las autoridades
argentinas su Cédula de Identidad y posteriormente su nacionalización, a la
cual jamás renunció y siempre antepuso a cualquier otra, porque él se sentía
argentino, no solamente porteño.
Nunca ningún pretendido ilustrado, podrá separar con éxito a
Carlos Gardel, de una Argentina que orgullosamente él representó. Ayer con su
presencia física y hoy desde el disco y películas cinematográficas.
La declaración efectuada en el consulado respecto al
nacimiento de Gardel, es a todas luces complaciente, pues eludió el
cumplimiento del articulado de la Ley Nº 1716 de febrero del año 1879 y además
no respetó formalidades retenidas como mínimas. Aparecen lugares en blanco y
referencias omitidas y firman dos testigos cuyos nombres resultan tres, pues
cada uno que opina los cambia a su antojo.
Digo esto porque según declaraciones que oí en el Congreso
Internacional “Quien es Gardel”, el propio Agregado Cultural de la Embajada
Uruguaya en la Argentina, añadió a doña Tomasa Leguisamo como testigo, en lugar
del originario Juan Laguisquet .
Y esta nominación no es casual, ya que nos consta que existe
una comunicación enviada a Australia por el Cónsul General Uruguayo, en Buenos
Aires, Sr. Alfredo Menini Terra, donde menciona como testigos a RAZZANO Y
LEGUISAMO.
Poseo la fotocopia de un certificado que, en el margen
superior derecho, muestra el Nº 020393 y en su texto acredita que con el Nº
10052 se ha inscripto en el Registro de Nacionalidad y Ciudadanía Don Carlos
Gardel de 32 años, soltero de profesión artista. Dicha constancia tiene fecha 8
de octubre de 1920, contiene seña particulares, tiene en blanco el número de
Cédula de Identidad y está firmada por el señor Cónsul y Carlos Gardel.
Cabe pensar que si a octubre del año 1920, a Gardel se le
adjudican 32 años, quiere decir que no nació en la fecha indicada en la ficha
de registro (11 de diciembre de 1887), pues de ser así, solamente tendría,
cumplidos, 31 años. Grave irregularidad, inadmisible en un pretendido documento
público visado por un funcionario del cuerpo consular.
Por reproducciones vistas en libros y en Internet, se puede
apreciar que el nombre del inscripto es Carlos Gardel, nacido en Tacuarembo (no
se precisa localidad, solamente se menciona el Departamento) el 11 de Diciembre
de 1887, domiciliado en R. Peña 451 (no dice ciudad o país y se abrevia
ilegalmente el nombre de la calle) . Se puede leer además: "Documentos
Justificativos: Testimonio de Juan Laguisquet y José Razzano (1), sin acreditar
la documentación con que se identifican los dicentes. ¡Un tremendo horror de
procedimiento, imposible de justificar en un documento público serio!
Figura además que el inscripto es hijo de: Padre: Carlos
(sin apellido) - Nacionalidad, Uruguayo - fallecido y Madre Uruguaya - Maria
Gardel, también fallecida.
Sigue, impreso abajo ... "Hijos del inscripto. … etc.
etc."; todo lógicamente en blanco.
Nótese la circunstancia de hacer coincidir el apellido del
padre (al no colocarlo queda entendido que es Gardel) y el de la madre.
Vale destacar que en ésta versión, junto a Razzano, aparece
Juan Laguisquet, un ex policía de Tacuarembo, quien – según Isabel Del Valle –
fue quien sugirió insertar la nominación indefinida de un Departamento,
omitiendo precisar la ciudad o pueblo de ese distrito. ¡Otra aberración! Es
como si en Argentina un nacimiento se registrara generalizadamente en una
Provincia, por caso Misiones, sin indicar localidad.
También importa resaltar la siguiente sutileza: se hace
constar a los padres como “difuntos”, pues si se declaraba, a cualquiera de los
dos como “vivo”, se hubiera debido especificar el lugar de residencia del
referido antecesor, ya que el formulario oficial así lo exigía.
Es imposible entonces pretender que ya se pensara al
confeccionarlo, en elevar al Ministerio de Relaciones Exteriores, un
instrumento que contenía tantos desatinos.
Es una constante que los escritores volcados de lleno en la
fábula oriental, digan respecto de este certificado que en él, Gardel “declara
ser nacido en Tacuarembó el 11 de diciembre de 1887, hijo de un indefinido
Carlos y una tal María, ambos “uruguayos fallecidos”, pero omiten
sistemáticamente (porque no les conviene mencionarlo) que ese documento no dice
Maria a secas, sino que especifica claramente María Gardel. Estamos frente a
dos personas totalmente inexistentes, lo cual avala la condición de falaz o
“consentido”, del documento que se pretende alzar como bandera justificativa de
una palmaria irrealidad.
El único objetivo de Carlos al decidirse por este camino,
fue solucionar sus problemas de documentación y de paso poder dar carácter
oficial al nombre artístico que para entonces utilizaba.
¿A nadie se le ocurre pensar que si la realidad fuera la que
nos pretenden vender, a Gardel nada le impedía haber blanqueado su situación de
hijo ilegítimo y declarar que sus padres habían sido Carlos Escayola y María
Lelia Oliva?. Podía haber revelado perfectamente su verdadero nombre y
condición de nacido en Uruguay, sin perjuicio de continuar utilizando su
apellido artístico.
Es evidente que la declaración del año 1920 ante el
consulado, contiene elementos que la invalidan, pero que fue muy bien
aprovechada por Carlos, mucho antes que venciera su efecto, para obtener toda
la documentación argentina que lo acompañaría por el resto de su vida.
Así, la realidad nos muestra ahora a nuestro Zorzal, como un
ciudadano naturalizado, dueño de una documentación argentina que refleja, como
no podía ser de otra manera, algunos pecados originarios del certificado que él
tan bien utilizó en su provecho y que para no comprometerse, debió avalar luego
en más de una oportunidad.
Sin embargo, una vez superada la primera instancia legal, se
preocupó por iniciar el camino de evidenciar otras circunstancias: Es decir,
las verdaderas. (2)
Recordemos lo que le sucedió a su amigo Cirilo Esteban
Capot, que nacido el 23 de enero de 1882 en Lot et Garona y radicado luego en
la Argentina, fue declarado – al no presentarse al llamado del ejército de
Francia – lisa y llanamente “desertor” por el gobierno de ese país; cargo que
recién le fue conmutado, el 25 de enero de 1935, es decir al día siguiente de
cumplir 53 años.
Es evidente que Carlos nunca quiso vivir esa misma triste
experiencia, que le hubiera vedado alcanzar los rotundos éxitos que logró en
suelo francés.
Para finalizar, diré que la falsedad del certificado
obtenido por Carlos en el año 1920, (3) es la clave que ha invalidado en su
momento las pretensiones del dictador Terra, sin olvidar que al decidir sobre
las respectivas sucesiones, los jueces de Uruguay y Argentina han validado,
para determinar su lugar de nacimiento y nombre de familia, el “Testamento
Ológrafo”, jamás impugnado y que al ser peritado demostró su total autenticidad
y dejó claramente establecido el origen de “El Morocho del Abasto".
También importa dejar la siguiete pregunta, como testimonio
harto reivindicatorio respecto de la verdad del nacimiento de Carlos Gardel en
Francia, avalado por una indiscutible Partida de Nacimiento.
¿Por qué Carlos, bajo cualquier circunstancia, siempre
mantuvo como día de su nacimiento, el 11 de diciembre, fecha que precisamente
corresponde al mencionado en esa Partida? (4)
Podemos una vez más afirmar, que el hombre es producto de
las circunstancias, no siempre de sus deseos.
José Pedro Aresi
(1) Antes de ser testigo ante el consulado uruguayo, Razzano
actuó con nuestro Zorzal, cuando éste lo hacía con el nombre de Carlos Gardes.
Luego lo acompañó en 1924 a Toulouse y dijo “ahí tuve la oportunidad de
conocerlo y recorrer juntos la casa donde vivió de niño Carlitos”, expresando
también “Con Gardel hemos estado en Toulouse, a propósito para conocer sus
lares”. Existen constancias de este viaje. Todo esto acaeció antes que Gardel
conociera a Defino, por lo cual no tiene sentido insistir con el cuento del
complot que inventó Avlis primero y Bayardo después. Es muy cierto y no existen
pruebas en contrario, en cuanto a que Razzano nunca consideró a Gardel como
uruguayo y jamás se lo oyó llamarlo o tildarlo de “compatriota”.
Aún más, es muy conocida esta frase de “Pepe”: “… sostengo
como lo hice con el mismo presidente de mi patria, el doctor Terra, que Carlos
Gardel era de origen francés, de Tolouse". Por otra parte, la misma hija
de “el Oriental, Cristina Razzano, “que conoció en vida a Carlos y que escuchó
los relatos de su padre, siempre reconoció la nacionalidad francesa de Gardel y
no lo hizo precisamente por el cobro de las regalías de autor, pues las hubiera
seguido cobrando dijera lo que dijera, ya que el suyo era un derecho firmemente
adquirido”.
Cuando Defino le vende a Razzano ciertos derechos, en el
documento que firman se especifica muy claramente “.... que fue y perteneció a
don Carlos Romualdo Gardés, conocido como Carlos Gardel, cuya cesión comprende
todas las que ...”, es decir que 25 años después, Razzano anula con su firma la
aseveración que lo muestra como “testigo de prueba” en la Denuncia de
Nacimiento Nº 10.052.
(2) Las constancias dejada por Gardel en sus documentos,
luego del mentado “certificado”, citan siempre como su madre, a Berta Gardel
(Primera Libreta de Enrolamiento, Matrícula Individual Nro. 1.717 del 9 de Mayo
de 1923) . En la “Segunda Libreta de Enrolamiento”, Matrícula Individual
236.001 del 21 de junio de 1927 , donde se hace referencia a un enrolamiento
anterior según Matrícula 1717 - DM 2 Oficina Enroladota Sección 10; de fecha 21
de Junio de 1927, Carlos declara ser hijo de Carlos y Bertha Gardel. Nótese que
aquí aparece la forma “th” en el nombre de su madre.
(3) En el trabajo publicado por el C.E.G. y firmado por el
doctor Carlos Perrotta y el señor Jesús Rey, bajo el título de las “Preguntas
del Millón”, se dice: “¿Por qué las Libretas de Enrolamiento que se le dieron
no están registradas en ningún padrón electoral de la época ni existen -COMO LA
LEY LO EXIGE - fichas en la Cámara Electoral ni en el Distrito Militar Buenos
Aires ni en el Juzgado Electoral?”
(4) Dice el escritor uruguayo Josélo González Olascuaga en
su libro "EL CÓDIGO GARDEL" (Pág. 55. Edit. "Fin de
Siglo"), “Es indudable que al investigador porteño Juan Carlos Esteban, no
le falla la lógica cuando refuta la fecha de nacimiento que quiere Nelson
Bayardo (el más tenaz e influyente de los gardelistas uruguayos). Ya es raro
que Charles Romuald y el bastardo de Escayola hayan nacido el mismo dia, el 11
de diciembre como quiere Bayardo. Hay una probabilidad en tres cientos sesenta
y cinco de que así haya ocurrido".
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