Publicado en http://ana-turon.blogspot.com.ar
En la revista “Carlos de Buenos Aires” (1970), de muy variada información y rica en fotografías por entonces desconocidas, Julio Jorge Nelson reproduce una nota del diario “El Debate” de Montevideo del 24 de junio de 1956 con recuerdos de Antonio Casciani [i], cuyos párrafos merecen una detenida lectura.
En la revista “Carlos de Buenos Aires” (1970), de muy variada información y rica en fotografías por entonces desconocidas, Julio Jorge Nelson reproduce una nota del diario “El Debate” de Montevideo del 24 de junio de 1956 con recuerdos de Antonio Casciani [i], cuyos párrafos merecen una detenida lectura.
“Conocí a Gardel hace más de 50 años, cuando él aún era un aficionado al canto y yo cursaba mis primeros años escolares”. Como quedó expresado, estas declaraciones corresponden a 1956, por cuanto los “más de 50 años” nos remiten a un período anterior a 1906. Por otra parte, Casciani había nacido el 31 de enero de 1901, de manera que sus “primeros años escolares” deben ubicarse luego de cumplidos los seis, es decir a partir de 1907.
Podría ponerse en duda la exactitud de las fechas por tratarse de recuerdos de infancia, pero la existencia de una fotografía de Gardel tomada en Casa “El Indio” en 1906 [ii] demuestra su presencia en la Capital del vecino país en la época señalada, respaldando lo relatado por Casciani.
Fotografía tomada en Casa “El Indio” de Montevideo en 1906 y dedicada a su amigo y compañero de viaje: “En prueba de amistad y cariño a mi amigo Pedro Guzzatti, Carlos Gardes”.
Lo expuesto precedentemente sucede durante la etapa que se ha considerado “en blanco” en la biografía de Gardel, que abarca desde la finalización de sus estudios primarios (1904) hasta el comienzo de su carrera artística (1911), cuando sus pasos ya comienzan a registrarse en contratos y crónicas periodísticas.
La falta de información referida a dicho período propició la versión de una supuesta prisión en Ushuaia, sobre la cual jamás pudo hallarse indicio alguno en registros de Comisarías, Juzgados, Fiscalías ni Penitenciarías donde necesariamente deben consignarse fechas, causas de condena, motivos de traslados y una extensa lista de etcéteras.
Por esta razón es importante la época en que Casciani recuerda haber conocido a Gardel y que oscila entre un período anterior a 1906 (“hace más de 50 años”) y 1907-08-09 cuando cursaba sus “primeros años escolares” (en plural), precisamente cuando se lo pretende situar en la cárcel austral.
Luego se refiere a otra circunstancia, acaecida años más tarde: “Era alrededor del 18 de mayo de 1911. Recuerdo la fecha porque los escolares nos preparábamos a concurrir al descubrimiento del Obelisco que en Las Piedras perpetúa el episodio histórico de la época artiguista”. Si Casciani había comenzado sus estudios en 1907, por entonces cursaría el 5to. grado y con sus diez años ya estaba en edad de comprender cuanto sucedía y registrarlo en su memoria para siempre. Refiriéndose a un conventillo que Gardel frecuentaba por entonces, continúa: “Allí recibió ‘El Porteñito’ –como le llamaban en el barrio, tal vez porque sus continuos viajes a Buenos Aires inducían a la gente a atribuirle ese origen- lo que podríamos llamar ‘su bautismo de fuego’”: Aquí, la perlita anunciada en el título: Sus amigos uruguayos lo llamaban “El Porteñito” –apodo tanguero si lo hay- que además confirma las versiones largamente reiteradas que indican que nuestro Cantor hizo sus primeras armas artísticas en ambas márgenes del Plata.
Queda claro que sus amigos de Montevideo sabían que Gardel no era uruguayo y también desconocían su origen francés. Esto último explica el asombro que manifestarán en 1935 cuando tome estado público el testamento que consigna su nacimiento en Toulouse.
Pero Casciani, que conoció al Cantor apenas pasado el primer lustro del Siglo XX, se explaya con conocimiento de causa: “Gardel era francés; no tengo ninguna duda” y luego agrega: “Gardel nunca confesó su verdadera nacionalidad (…) Disimulaba la verdad por no comprometer a sus amigos.”
Aunque de manera superficial, compactada, y con comprensibles errores de información, continúa el periodista: “Explica Casciani que la falta de documentación comprometía la carrera ya iniciada por el que sería el más grande cantor criollo. Ante ellos, Bernat, su administrador, optó por ‘fabricarle’ una filiación. Por medio de un familiar, que tenía un cargo judicial en Tacuarembó, se hizo extender el famoso documento que apareció entre los restos del avión y que, más tarde, dio origen a la versión de que era documentación uruguaya”.
Tenemos aquí tres puntos a desarrollar:
1) Perico Bernat (y seguramente otros amigos de su entorno íntimo) conocía el origen francés de Gardel
2) Intervino un familiar de Tacuarembó
3) La versión del origen uruguayo nace después del accidente de Medellín
Veamos:
1) Naturalmente, “Perico” Bernat –quien merecía la total confianza del Cantor- conocía el origen europeo de Gardel. No queda claro si se le atribuye participación en la regularización de sus documentos –tal vez haya intentado alguna gestión que luego descartó- o si “fabricarle una filiación” implicó inventar una historia, una familia; en tal caso podríamos estar en presencia del origen de “Carlos y María, ambos fallecidos”. De cualquier manera, lo importante es que Bernat conocía la problemática situación de los documentos de Gardel.
2) Mención aparte merece el “familiar de Tacuarembó” que ha motivado no pocas confusiones. En ese pueblo uruguayo vivía desde 1904 José “Cielito” Traverso, integrante de una familia del Abasto ligada a Gardel por profundos lazos afectivos. La mayor amistad del Cantor era con “Yiyo” -encargado de la fonda “O’Rondemann”- aunque también frecuentaba a Constancio en el comité conservador que regenteaba (con todo lo que esto significaba en aquellos tiempos). “Cielito” había matado a Juan “Vidalita” Argerich en diciembre de 1901 y luego de dos años de prisión (es decir, en 1904) fue desterrado al vecino país. Allí conoció a Amanda Escayola y por tal motivo se radicó en Tacuarembó. Si bien no hay indicios de que Gardel frecuentara a “Cielito”, al estar vinculado a personas influyentes –en Buenos Aires por medio de su hermano y en Tacuarembó por medio de su esposa- es muy posible que se lo haya considerado una pieza importante a quien recurrir en caso de que fuese necesario al momento de poner en orden los papeles del Cantor.
3) “…se hizo extender el famoso documento que apareció entre los restos del avión y que, más tarde, dio origen a la versión de que era documentación uruguaya”. Este “más tarde” de Casciani, expresado luego de “los restos del avión” se contrapone con los difundidos “se sabía” y "se decía" tan abundante en la literatura del vecino país y tan nocivo para la Historia. Aquí queda claro que en vida del Cantor ni se mencionaba la posibilidad de su origen oriental y que esa versión surgió después del accidente de Medellín.
En otro fragmento de la nota publicada por “El Debate” dice el periodista: “La vinculación de Casciani con Gardel, nacida en el viejo Barrio Sur, se mantuvo prácticamente hasta la muerte de éste”: Esta frase, en el contexto de la nota que reproducimos, se contrapone con la versión que afirma que Gardel habría cursado estudios en una escuelita del Barrio Sur de Montevideo. De haber sucedido, Casciani lo habría sabido y lo habría mencionado en ésta u otra oportunidad.
En síntesis, señalemos las principales conclusiones que se desprenden de este interesante artículo periodístico:
1) Gardel no estuvo en Ushuaia. (En esa fecha estaba en Uruguay);
2) Sus amigos de Montevideo sabían que no era uruguayo y desconocían su origen francés (le decían “El Porteñito”)
3) Sus amigos íntimos (ej. Casciani, Bernat) conocían su origen francés y la problemática situación de sus documentos desde antes de 1920.
4) La versión del origen uruguayo de Gardel es posterior a su muerte
5) Gardel no estudió en la escuelita del Barrio Sur de Montevideo
Tres de estas cinco conclusiones no hacen más que ratificar respetables investigaciones de frecunte relectura y permanente consulta, pero llamó mi atención el apodo olvidado de "El Porteñito" que tan bien sienta a nuestro Cantor y quise compartirlo con los seguidores de este blog.
Ana Turón
Azul, noviembre 16 de 2014
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:
DEL GRECO, Orlando: “Gardel y los autores de sus canciones”. Akian, Bs. As. 1990
ZATTI, Rodolfo: “Gardel en el corazón del Río de la Plata”. Ed. Magdala, Bs. As., 2007
ZATTI, Rodolfo: “Gardel en el Abasto”. Ed. Corregidor, Bs. As., 2005
[i] Antonio Casciani, apodado “El Canillita” por dedicarse a la venta de diarios, nació en Montevideo el 31 de enero de 1901 y allí falleció el 11 de marzo de 1967. Fue autor de los tangos “Farabute” y “Un año más”, ambos en coautoría con Joaquín Barreiro, que Gardel llevó al disco el 22-12-28 (en Francia) y el 17-06-30 (en Bs. As.) respectivamente.
[ii] Investigaciones de Rodolfo Zatti señalan que el primer viaje de Gardel al Uruguay tuvo lugar en 1906 en compañía de Pedro Guzzatti, un amigo del Abasto.
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